"Heridas"

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Desperté sintiéndome un poco desorientado, mis ojos apenas y podían despegarse. Froté con cuidado mis párpados y solté un gran bostezo. Había dormido de maravilla. Me enderecé lentamente hasta terminar sentado mientras aún continuaba frotándome los ojos.

-Vas a lastimarte los ojos- dejé de frotarme con insistencia el ojo izquierdo e intenté enfocar. Frente a mi estaba Sean, tenía su espalda recargada en la cabecera de la cama y sus piernas estiradas bajo la delgada cobija

-¿Qué haces aquí?- mi voz salió adormilada y ni siquiera yo entendí lo que quise decir. Sean elevó ambas cejas al mismo tiempo y se cruzó de brazos. Fue cuando noté que tenía mi libro abierto de par en par sobre sus muslos

-Es mi cuarto- reaccioné y observé lentamente a mi alrededor. Sean tenía razón, era su cuarto

-¿Entonces qué hago aquí?- Sean suspiró

-Anoche viniste y me despertaste porque querías saber algo-su expresión facial casi me saca una sonrisa de nervios -No me dejaste dormir, duermes como un niño de 5 años-

-¿Por qué lo dices?-

-Toda la noche estuviste pateándome y empujándome fuera de la cama- me sentí ligeramente avergonzado

-Lo siento, nunca había dormido con alguien más- me acomodé de mejor manera en la cama-yo... normalmente me duermo de lado y despierto boca arriba- cuando despertaba en el laboratorio, siempre lo hacía bien acomodado

-Ya, no importa- Sean se frotó varias veces el rostro con ambas manos y luego se pasó los dedos por entre su cabello

Nos quedamos en silencio y observé de reojo cada uno de sus movimientos hasta que tomó el libro y lo abrió para empezar a leerlo. Aproveché para bostezar nuevamente y estirar mi espalda; también lo hacía en los laboratorios, aunque era rara la vez

-¿Me vas a devolver el libro?- observé a Sean y él apartó su atención del libro para observarme en silencio un momento hasta que suspiró

-¿Qué es lo que querías saber anoche?- hojeó un poco más el libro y después me lo regresó

-¿A qué sabe amargo?- sí, ya recordaba mi objetivo de anoche. Jugueteé un poco con el libro entre mis manos y me extrañó el silencio prolongado de Sean, regresé mi atención a él y me di cuenta de que me estaba observando -¿Qué?- le pregunté ante su extraño silencio

Sean solamente negó con la cabeza y después se levantó de la cama. Observé los pocos movimientos que hizo en su habitación; primero sacó ropa de un mueble grande y la aventó sobre la cama, después, se asomó por su ventana hacia el exterior y al último se colocó frente a la cama de espaldas a mi empezando a quitarse su playera negra

-¿Sean?- murmuré al sentirme ligeramente invisible e ignorado. Terminó de quitarse su playera y giró hacia mi

-Pídele a Lucy un café amargo- lanzó su playera a un cesto que estaba al lado de la ventana y tomó la ropa que momentos antes había aventado a la cama

-Bien...- me arrastré por la cama hasta que me bajé de ella rumbo a la puerta, pero recordé algo- ¿Hoy vamos a entrenar?- mi vista viajó hacia su ventana y noté que el sol ya estaba brillando mucho, aunque... Aun podía ser temprano

-No, no me dejaste dormir y tú debes descansar- asentí- Prepárate para mañana- eso último me dio escalofríos; asentí y salí de su habitación. En el pasillo nuevamente tuve escalofríos.

Entré a mi habitación, dejé el libro en el armario y me aventé a mi cama. Hace menos de 2 minutos había estado en la misma cama que Sean ¡La compartimos toda la noche y no intentó ahogarme! Sonreí contento de haber sobrevivido a esa experiencia hasta que me di cuenta de que estaba sonriendo... de más.

Fugitivos IDonde viven las historias. Descúbrelo ahora