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             Luís el Cojo se dejó caer pesadamente sobre la silla que había frente a su escritorio, encendió el monitor y se desabrochó la bragueta.

<<¡Por fin se acaba la semana!>> pensó Luís aliviado.

Desde que Álvaro y Juan marcharon del desguace, las cosas no habían marchado bien. Sí, había contratado gente nueva y les pagaba más o menos lo mismo. Sin embargo, no rendían igual... y eran bastante más cortitos que sus ex-empleados.

Luís agarró el ratón y movió el cursor por la pantalla. Cuando fue a pulsar la pestaña de favoritos (donde guardaba los enlaces de sus páginas porno) en su navegador de internet, la puerta se abrió de golpe.

—¡Zeñor, zeñor! ¡Una pregungta!

Luís giró sus silla y miró cansado a Toni, el chico nuevo que había entrado como sustituto de Álvaro. Su mirada bizca y la baba permanente que le caía por la comisura de los labios le daba un aspecto grotesco.

—Dime Toni.

—¿Dónde dejo los tapacuboz de los Corza?

—Juntó al contenedor rojo, junto a la verja que da a la carretera.

—Ah, vale. Y...

—¿Sí?

—¿Los ejez de los cochez que noz trajeron esta mañana? Loz del accidente digo...

—¡Menuda memoria tenéis! Esos van junto al compactador, en el lado derecho.

—¿En el derecho? Pero zi eztá lleno.

—¿Cómo que está lleno?

—Ahí dejamoz el frontal de la camioneta que noz trajeron ayer.

—¿¡Pero cómo que el frontal? ¡Eso va junto a la pila de...! ¡Bah! ¡Da igual! Son las nueve de la noche. Iros a casa, es tarde. Ya lo arreglaréis el lunes.

—Lo ziento jefe, no fue nueztra intención...

—¡Largo de aquí!

—¡Sí, jefe! —Toni se despidió con una inclinación de cabeza y cerró la puerta raudamente.

<<¡Llevan seis meses aquí y todavía no saben cuál es el sitio de cada cosa!>> se lamentó Luís. Cogió el móvil desesperado y revisó la agenda con amargura. <<Va siendo hora de largar a estos dos payasos y ver si encuentro a alguien con al menos un par de neuronas>>.

—¡Bah! ¡A la mierda! —Luís soltó el móvil y agarró el ratón de nuevo. Con la mano libre tiró un poco el pantalón hacia abajo y después los calzoncillos. Cuando el cursor pinchó en enlace "Nasty-Ten-Girl-with-old-men", Luís ya había agarrado su pene con la mano libre. Puso en marcha el video y empezó a frotarse.

—Sí... sí... aahhh.... Sí... te comería todo el pavo, guarrilla... síiii... cómesela... come...

<<¡BRRRRRROOOOOOMMMMM!>>

—¿Qué cojones es...?

Luís oyó un fuerte estruendo a su espalda. Sin apenas tiempo para reaccionar, se lanzó al suelo y buscó refugio bajo la mesa. Vio como un coche de alta gama atravesó un lateral del contenedor donde estaba su despacho y salió por el extremo opuesto, arrasando con todo lo que encontraba a su paso. A los pocos segundos, oyó como el vehículo impactaba contra algo en el exterior de su despacho.

Una segunda OportunidadWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu