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Marzo

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Marzo. Inicio de Semana Santa. Abril. Fin de Semana Santa.

Perfecto. Dos semanas, dos historias.

Justo estaba por llamarle, pero algo mejor se me paso por la cabeza. Me quedé recargada en mi casillero. Justo a un lado del suyo.

Soy esa clase de persona que prefiere discutir las cosas cara a cara en lugar de usar un teléfono o un intermediario. 

A parte, el motivo de esta discusión era ridículo. Se enojó por celos. Todos somos un poco celosos... bueno, yo soy muy celosa, pero esa discusión era ridícula.

¿Les digo algo? Dave Smith y Lara Wall tienen las discusiones más ridículas del mundo.


El estaba caminando con el celular en una mano y tenía un café en la otra. 

¿Desde cuando él tomaba café?

Sacó la llave de su casillero y en lugar de ir a lado mío se puso cuatro casilleros más lejos.

Intentó abrir el casillero y yo lo miraba con curiosidad. 

-Maldita sea- murmuraba

-¿Sigue dormido, señor Smith? Creo que ese café no le funciona.- Dije burlonamente, como si no hubieran pasado semanas desde que hablamos por última vez de manera civilizada. 

Volteó a verme y se quedó así un rato. Me dio tiempo de examinar su rostro.

La cicatriz ya casi había desaparecido.

Tenía ojeras, pero lo atractivo no se le quitaba ni con eso.

-Lara... yo- Empezó -¿Porque no me llamaste?

-Ya me conoces. No soy una chica de llamadas para discusiones así.

-Oh... bueno.- se detuvo y se acercó para abrir su casillero.  

-Lo siento.- me dijo mientras sacaba sus libros de matemáticas -No se que me pasó. Creí que... no lo se- balbuceaba mucho y se acomodaba el cabello con la mano

-No, perdóname tu a mi. Tienes razón. Soy muy enfadosa cuando me lo propongo.

-Entonces... amigos?

-Amigos.

Tomé mi mochila y fui al salón de matemáticas. Le dediqué una sonrisa cuando pasaba a lado suyo. 

-¡Hey espera!- en dos segundos ya estaba a mi lado

-¿Que?

-Vamos juntos a clase, lo olvidas?- dijo remarcando lo obvio dándole un trago a su café 

-Umm, si... cierto.


***

Contigo o NadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora