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Hoseok apenas se sobresaltó cuando escucho la puerta del baño abrirse y unos pasos dirigiéndose apurados hacia la habitación, con quejidos y exclamaciones temblorosas sobre que el piso estaba muy frío o un nervioso << Por favor, Hobi hyung, no salgas de la cocina>> que le hizo sonreír de la ternura.

- Maldición, dónde deje la estúpida ropa -murmuró Taehyung enfurruñado y sonrojado, entrando a la habitación derecho hacia el mueble de la ropa, sin darse cuenta de Hoseok, que se hallaba sentado en el sillón viendo su espalda y cuerpo tapado por la bata blanca de baño y la toalla encima de su cabello-. A ver, dónde estás tonta camiseta... -seguía murmurando, hasta que por fin halló todo lo que buscaba. En todo ese momento Hoseok no dejó de mirar su parte trasera por la forma en la que se inclinaba hacia delante para hurgar, soñando despierto mientras bebía tragos pequeños de Soju.

Casi se ríe cuando Taehyung se dio la vuelta, encontrándose con sus ojos penetrantes que prácticamente lo estaban desnudando con la mirada, haciendo que diera un respingo y la ropa se le cayera al suelo, llevándose una mano al pecho y abriendo los ojos tanto como fuera posible. Casi se ríe sino fuera porque retuvo la respiración al ver las gotas de agua recorriendo su cuello gracias al cabello mojado y su rostro aún más enrojecido.

- ¡Hoseok! -exclamó asustado y visiblemente nervioso-. ¿Q-qué haces a-ahí? -preguntó con voz ahogada, evitando mirarle y cruzándose de brazos por sobre su pecho casi con pudor.

Hoseok se encogió de hombros como si nada.

- Te estaba esperando -murmuró inexpresivo, pero sus ojos delataban el deseo que sentía en ese momento. Dejó la botella de Soju en el escritorio, viendo como Taehyung se removía nervioso y volvía a recoger la ropa, dejándola encima de la cama-. Me gusta este sillón.

- Oh, ¿E-en serio? -balbuceó Taehyung, tímido, apenas respirando y mirándole de reojo-. E-es genial... que te guste.

Su voz se volvió bajita, un susurro apenas audible mientras se mantenía con la cabeza gacha. Hoseok ya no podía contener todo el deseo que sentía por el maldito y tan hermosamente enloquecedor escultor. 

Tal vez fueran sus sentidos algo aturdidos por el Soju o porque de verdad ya estaba harto de sí mismo, eso jamás podría responderlo cuando apoyó la cabeza en el respaldar, mirando a Taehyung a través de sus pestañas y sus brazos extendidos en cada apoyabrazo del sillón. Taehyung no parecía, en ese momento, como el escultor seguro de sí mismo y fanfarrón que parecía ser todos los días. No estaba provocándolo ni estaba haciendo bromas.

No lo hacía porque Hoseok no se lo estaba permitiendo al mirarle de esa forma en la que provocaba que le tiritasen las piernas. Estaba serio e imponente y sin embargo, había un brillo de ternura en sus ojos que no lo asustaban, sino que lo hacían derretirse totalmente paralizado.

Hoseok lo deseaba, lo quería poseer como si así pudiera mantenerlo bajo control porque la pasión se estaba desbordando de su cuerpo, llamándolo en silencio. Quería volver loco al escultor hasta dañar su voz de tanto gritar su nombre mientras lo llenaba de él. Quería llenarlo y llenarlo hasta que ya no existiera Hoseok ni tampoco Taehyung. Poseer era la palabra exacta para lo que Hoseok quería en ese instante, quería que Taehyung fuera consciente de que si respondía de la forma en la que él quería podría prometer que le haría sentir a la misma vez en el maldito infierno y el cielo, de eso podría estar completamente seguro. Le haría llegar hasta el máximo todas las veces que quisiera si se lo permitía, sólo necesitaba unas pocas palabras del escultor. Que hiciera lo que le ordenase, que le dejara marcarlo. Quería hacer real todos esos sueños, esos deseos, esas ganas de hacerle gemir.

Por eso necesitaba que se entregara a él.

Lo necesitaba más que a nada en el mundo.

Pasándose los dedos por el mentón, Hoseok relamió sus labios a la misma vez que el escultor, paseando su mirada por todo su cuerpo. Al ver que el escultor se había quedado paralizado al encontrarse con sus ojos y en completo silencio, Hoseok murmuró con voz ronca lo suficientemente alto.

Tócame. HOPEV.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora