- No, escucha, no me voy a quedar -dijo con seguridad, o parte de ella, descruzándose de brazos y escondiendo las manos en los bolsillos de sus pantalones-. Vine a decirte que no voy a seguir con es...

Taehyung se sobresaltó al ver por el rabillo del ojo que el agua con los fideos había empezado a hervir, haciendo que se destapara un poco por las burbujas que salían y empezaban a derramarse.

- Oh, mierda, se está rebalsando -manifestó bajando la llama de la cocina y levantando un poco la tapa, justo cuando ambos escucharon como tocaban la puerta insistentemente. Taehyung hizo una mueca, cogiendo una cuchara del mueble de la cocina y mirándole de reojo-, ¿Puedes abrir tú? Si es la señora Chan de la lavandería dile que mañana iré a pagarle lo que le debo.

Hoseok iba a renegar, bufando, pero ni siquiera para eso tenía ánimos. Se dio la vuelta de camino a la puerta y abrió, sorprendido al encontrar a un conocido e irritante tipo alto, con el cabello perfectamente peinado, teniendo puesto ese horrible suéter de cuello de tortuga y un ramo de flores en su pecho, vistiéndose de una forma tan elegante con un abrigo y zapatos lustrados que Hoseok sintió repulsión.

<< Maldito hijo de puta insistente >> pensó tan rápido como de enojado ya se sentía.

- Tae- ¿Qué mierda haces tú aquí? -se interrumpió él mismo, descolocado-, ¿Quién eres?

Sin perder el tiempo, sumándole a lo frustrado que se sentía y el enojo por sentir esas emociones desconocidas, entrecerró la puerta detrás de él y agarró al hombre del cuello, clavando los dedos y haciendo que chocara contra la pared, botando las flores de sus manos por lo sorprendido que estaba. 

- Escúchame bien, vuelves a buscarlo y te haré trizas -amenazó furioso, y antes de que el hombre pudiera decir o hacer algo, retrocedió agarrando el ramo de flores en el piso y se lo tiró a la cara lo suficiente para hacerle retroceder-. Lárgate antes de que llame a la policía.

El hombre tosió con fuerza, sobándose el cuello y caminando a zancadas hacia él, exclamando ahogadamente.

- ¡No me voy a ir sin antes hablar con...!

Le cerró la puerta en la cara.

Hoseok chasqueó la lengua echando el pestillo, pasándose las manos sudadas por el pantalón. 

- ¿Quién era? -dijo Taehyung, asomándose por la puerta de la cocina y provocándole un pequeño susto-. Supongo que no era la señora Chan, ella siempre grita demasiado. Puedes escuchar su ¡Mocoso! desde la otra punta del mundo -rió divertido, luciendo tan ingenuo a los ojos de Hoseok que algo se derritió en su pecho.

- No, tocaron al departamento equivocado -carraspeando, caminó rápidamente hacia la cocina, haciendo que Taehyung también lo hiciera y volviera a la carne que estaba friendo en el sartén-. Estaban buscando al vecino de al lado, ese gruñón medio calvo. 

- Ah, que bueno que alguien lo visite, pensé que no tenía familia -dijo gratamente sorprendido, para luego sacar un poco de fídeos de la olla con los palillos y una cuchara, soplando por lo caliente que estaba. Se lo tendió a Hoseok, quien retrocedió mirándole suspicaz-. ¿Quieres probar? Acepto críticas sobre los condimentos, pero no me escupas si sabe feo.

- No prometo nada, escultor -musito Hoseok con una sonrisa torcida, acercándose casi con desconfianza y abriendo la boca para recibir los fideos. No sabían nada mal, pero no eran del otro mundo. Hoseok sabía que Taehyung no tenía habilidades culinarias, ya que casi nunca cocinaba por sí mismo-. Si vas a invitarme a cenar, más te vale no envenenarme. 

- No prometo nada, Hobi hyung -rió Taehyung burlón, haciendo que Hoseok frunciera aún más el ceño, arrugando la nariz con desagrado ante los iluminados ojos de Taehyung fijos en los suyos-. ¿Entonces te quedas?

Hoseok desvió la vista, encogiéndose de hombros.

- Si me lo pides y suplicas de esa forma tan desesperada, está bien.

- Deja de ser tan grosero, yo no te estoy suplicando nada -refunfuñó Taehyung, señalándole con los palillos y luego dejándolos a un lado-. Es ayudar a un hermano, si lo ves desde una perspectiva religiosa, te ganarás el cielo.

- Lamento decirte que a ti te han crecido dos cuernos, porque usar el chantaje conmigo definitivamente no te asegurará un puesto con los ángeles -sonrió irónico.

- Gracias a buda que no soy religioso -exclamó Taehyung poniendo los ojos en blanco, volviendo al sartén de forma tan despreocupada que ambos dieron un pequeño salto cuando Taehyung siseó, quitando la mano que se paso a llevar con el contorno del sartén. Hoseok hizo ademán de tocarle, preocupado, tomando la mano de Taehyung entre las suyas inconscientemente-. Ah, mierda, duele.

- Ah, ¿Por qué eres tan torpe? -gruñó Hoseok, tirando de la camiseta de Taehyung hacia el lavaplatos mientras veía con una mueca la zona escocida de su mano izquierda. Abrió el grifo y metió la mano, quejándose como un niño-. Ya hasta te pareces a Nam, en serio, este chico torpe

Hoseok lo dejó allí, viendo como abultaba los labios adorablemente y volvía al sartén donde estaba la carne, agarrando los palillos y empezando a darle vueltas para que no se quemara.

 - P-pero yo... la carne... tú... -balbuceó Taehyung, mirándole inseguro.

- Yo voy a servir, tú ve a ponerte una pomada -espetó Hoseok con cierta molestia enarcando una ceja, mirando por sobre su hombro al escultor-, ¿O quieres que lo haga yo también?

Taehyung se sonrojó, agachando la cabeza como un cachorro regañado y caminando fuera de la cocina hacia el baño arrastrando los pies.

Suspirando mientras volvía a dar vuelta la carne, Hoseok se preguntó otra vez qué demonios hacia allí.

Pese a que no halló ninguna respuesta que le agradase mientras servía la comida para los dos y agregaba más ingredientes que encontró en el refrigerador, decidió quedarse a comer, ayudar al escultor en su trabajo y hacer como si nada hubiera pasado entre ambos, aunque eso provocara el mismo efecto de una lenta tortura dentro de él.



[...]

Estoy llorando de lo hermoso que es

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Estoy llorando de lo hermoso que es.

Tócame. HOPEV.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora