Espero cuides de esta belleza.

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-¿Sabes que sería genial? -le pregunto a Rob mientras cierro la puerta de su Jeep.

-¿Que te casaras conmigo? -dice él en modo de pregunta al mismo tiempo en el cual sonríe y me guiña el ojo.

Lleva 6 meses insinuando un compromiso, pero la verdad ahora mismo no me siento preparada para asumirlo y, siendo sincera, creo jamás poder estarlo.

Angela, mi mejor amiga, me dice que si no me siento preparada no acepte y le he sido fiel a su consejo; mi madre, al contrario, me está presionando para que sea parte de la familia Pirozzi desde que accedí a ser novia de Rob.

Él es perfecto, eso es lo que todo el mundo dice, pero no entienden que mi problema no es él.

¿Cuál es mi problema? Yo misma.

La verdad es que no confío en que pueda hacer una vida con Robert, mi fantasma del pasado no me permite siquiera pensar una vida con alguien más.

-A ver... Uhm... -Le digo poniendo cara de pensativa- Noup, lo que realmente sería genial es ir ahora mismo a comer, mi estómago está rugiendo y hay que callarlo. -le digo mientras pestañeo continuamente en modo coqueto.

-Afffs, Anna, mi vida piénsalo, sería grandioso...

Lo interrumpo diciendole: -Si, si, los niños, el desayuno en la cama, la grandiosa casa que me espera, los viajes, bla, bla, bla. Ahora ¿puedes encender esta máquina y dirigirla a algún lugar donde pueda ser alimentada? -le digo con tono de fastidio, el sabe cómo es mi humor cuando tengo hambre.

-Bien, vamos. Pero piénsalo doña testaruda, te amo. -Dice, volteando los ojos al mismo tiempo en el que enciende el auto, pone su pié en el acelerador y sale del estacionamiento del instituto.

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-Buenas tardes, bienvenidos a Rush Burguer ¿me permiten tomar su pedido por favor? -dice nerviosamente la chica vestida de un uniforme verde manzana; es nueva, lo sé y no por su nerviosismo, si no porque cualquiera que lleve mínimo dos meses aquí sabe qué pedimos mi novio y yo cada vez que venimos.

El Rush Burguer queda cerca del instituto y vende las mejores hamburguesas de por acá. Rob y yo venimos como mínimo una vez a la semana, es uno de nuestros lugares favoritos.

-¿Nueva, no? -Pregunta mi compañero mientras le da una sonrisa carismática.

-Uhmm, si, es mi segundo día. -La chica confirma tímidamente lo que yo ya suponía.

Rob mira la etiqueta que lleva la chica en su uniforme y yo no puedo dejar de pensar que están coqueteando entre ellos, él toma la palabra: -Bueno Edith, mucho gusto, yo soy Robert Pirozzi y ella Anna Aloise mi novia, -al menos algo quedó claro- somos clientes frecuentes y nuestro pedido es siempre el mismo, será fácil recordarlo. -Mientras él nos presenta, la puerta del local se abre y veo entrar a Ángela, que se acerca de manera apresurada al lugar donde estamos.

-Hola pequeños pastelitos, vengo a hacerles compañía, no molesto ¿O si? -Pregunta Angie mientras me da un fuerte abrazo.

-Voy a buscar asiento cariño, pide para Angie también. -Le notifico a Rob dándole un beso en la mejilla y tomo el brazo de mi mejor amiga, noté desde el momento en que entró al establecimiento que estaba buscándome para contarme algo.

Caminamos hacia una mesa múltiple y tomamos asiento mientras Angie visualiza todo el lugar, sé que está pillando a ver si hay algún chico por allí, ella siempre en busca de alguien con quien estar.

-A ver Angie, suéltalo. -Le digo, cuando noto el destello de felicidad en sus ojos.

-¿Qué? -pregunta ella intentando aparentar algún desinterés y fallando en el intento.

Mi deseo.Where stories live. Discover now