|4|Paraíso.

803 66 17
                                    

-Miku-

Me encontraba llendo nuevamente a la escuela, pero esta vez no pasé por aquel vivero que tanto me gustaba visitar, ésta vez me fuí por el metro.
Gumo me había dicho que me vería ahí sin tomar en cuenta mi opinión.

Estaba nerviosa, después de dos semanas de lo ocurrido con él no hemos hablado nada sobre el tema, a no ser que sea el típico chico que besa a todas.

Caminaba a paso rápido, lo bueno llevaba unos jeans que me facilitaban el andar.
No veía a Gumo por ningún lado.

—Creo que solo mintió— Suspiré un tanto decepcionada.

—¿Quién sería capaz de mentirte?

Giré a ver quién era creyendo que era Gumo y no.

—Len, hola, me sorprendiste— Sonreí.

—¿Quién te ha dejado plantada?

Me ruborice ante su comentario. Pues era nada más que la verdad.

—¡Te equivocas! N-no es nada de eso jaja.

Intenté negarlo pero no logré convencerlo.

—Miku aquí estás, llevo esperándote mucho tiempo— Tomó mi mano Gumo a la vez que me apartaba de Len.

—Ah Gumo, lo siento, por un momento creí que me habías dejado plantada, y justo ahora estaba platicando con Len...

Miré a mi alrededor y no había nadie.
Supongo habrá tomado el metro.

Sin darle importancia Gumo me llevaba de la mano hasta las escaleras.  Por lo visto no nos íbamos a ir en metro.

—Gumo, ¿a dónde vamos?

—A un paraíso.

Mi mente se llenó de más dudas. No sabía que significaba eso.

Tomó una bicicleta e hizo que me subiera con el. Fue buena idea usar jeans hoy.
Recorrimos toda la ciudad hasta llegar a un parque con un lago, donde recorrimos todo el parque y nos subimos a una lancha. Todo fue risas y diversión.
Fuimos a una pequeña feria y después a comer.
Ya era tarde, estábamos sentados en una banca observando el lago.

—Estuvo muy divertido el día pero perdimos un día de clases Gumo— Dije entre risas y reproche.

Él no me decía nada.
Lo miré confundida y parecía un tomate.

—Jajajajaja, mírate, te quemaste tanto por el sol, te ves tan tierno.

—No es por el sol— Susurró.

Iba a decirle que hablara un poco más  fuerte, pero sus labios bloquearon mi mente.
Me estaba besando nuevamente. Acción que yo terminé alejándolo de mi.

—Gumo, yo, realmente no te entiendo. No soy una de tus admiradoras para que me andes besuqueando como se te dé la gana. Aquél día ni siquiera me explicaste bien el porqué del beso. Yo, me tengo que ir.

—Miku espera, por favor yo solo...

—¡Tu solo que Gumo! ¿Porqué nunca eres capaz de decirme el porqué?

Me fui corriendo sin dejarlo explicar nada.
Realmente me sentía ofendida. Quería que fuera más claro con sus sentimientos, pero ¿Porqué?
Tal vez ya me gustaba un poco.

Pasé caminando por el vivero, y observé de cerca cada una de las flores. Eran rosas.
El olor que desprendían era hermoso.
Aliviando un poco el coraje que llevaba dentro.
Me levanté para marcharme pero justo atrás de mi estaba Len, provocando que chocaramos.

—Ah, lo siento de verdad.

—Descuida.

—Bueno, nos vemos mañana— Me despedí para marcharme.

—¡Espera! Toma esta rosa, para que el olor te ayude a aliviar el dolor y enojo.

—Como sabes que yo...

—Se nota en tu rostro así que tómala como un regalo— Sonrió para darmela.

Me retiré con la rosa en mano.
Estaba un poco mejor.
Al entrar a mi casa descubrí una maceta con unas flores preciosas. Olían de maravilla.
Por un momento creí que habían sido de Len, por ser del vivero, pero no tendría sentido el no decírmelo si me acababa de ver.

La tomé y me adentré con ella. Colocándola en el pequeño balcón de mi habitación.
Me dirigí a bañar.
Al salir me sentí un poco rara, mi temperatura estaba alta. Me sentía un poco sofocada.
Tan solo logré a colocarme mi pijama que era solo un camisón, sin cepillarme el cabello.
Me sentía rara pero a la vez con sueño.
Mi sueño era más grande así que me fui quedando dormida poco a poco.

—Descansa Miku— Es el último susurro que aguante a escuchar.

Obsesión|Lenku|Where stories live. Discover now