Relatos de un mendigo

La llamarada

Sí, es cierto cariño que me hiciste tanto daño que hasta me hiciste replantearme mi propia existencia en su día, pero he de serte sincero y es que la llama está encendida, mucho más viva y brillante que nunca. Porque si, es cierto que me diste donde más me dolió mi amor,y casi me derrumbaste por completo lo que durante tanto tiempo me costó reconstruir, pero aún estando al borde del maldito precipicio sigo estando vivo. Y en parte te lo agradezco amor mío, pues ahora soy más fuerte que nunca, y cuesta muchísimo derribarme aún con un millón de bombas atómicas y radioactivas. Pues ni si quiera la maldita radiación puede cambiar lo que siento en estos momentos, y es que me siento más vivo que nunca mi amor, y todo esto no habría sido sin tí. Pues ese sufrimiento que me hiciste sentir de esa manera tan amarga y destructiva que apunto estuvo de acabar conmigo en aquellos momentos tan infernales pero a la vez tan esenciales para haberme convertido en lo que ahora soy. Pues ahora puedo con todo, y mira que la vida me hecha realmente muchísimas mierdas y una seguida de la otra,pero cariño,ahora conmigo no hay nadie capaz de derrumbarme.Y ya se me puede caer el pelo del estrés y todo, que yo seguiré sin apenas daños, en pié. Pues la flecha que en su día ardía de amor y en su día se apagó de esa manera tan pútrida y asquerosa,ahora arde mil veces más caliente y luminosa, mi amor.Y seguramente todo esto que escribo te importe una mierda,pero,que le sirva a la gente como prueba que demuestra que no me venciste y que sigo en pié,millones de veces más vivo que nunca.Palabras que salen de la parte pasada y más oscura de mi roto corazón,que ahora he podido por fin sellar para siempre,aunque a veces escuche tus tormentosos recuerdos,pues mi amor es más fuerte y mi corazón está más rejuvenecido,y todo esto te lo debo a tí cariño mío.Y aquí me despido porque sé que te importa una mierda lo que escribo,pero adiós mi amor, permanecerás encerrado para siempre en la parte más sádica,loca y abismal de mi corazón y en mi glándula lagrimal, en la que antaño rebosaba sangre muy roja y sentimientos reprimidos que ahora salen sin vergüenza en forma de una gran y luminosa llamarada..