Relatos de un mendigo

Demasiada imaginación

  Lágrimas de sangre, paraíso de cristal, síntomas de la alegría prematura de un pez espada con forma de edificio. Ojos de hadas grises y hadas blancas que azotan peligrosos huracanes a personas perdidas y esclavas de una sociedad incomprendida, desde un cielo multicolor que se limita con fronteras mientras se apaga y se consume lentamente por la lengua de un niño de ocho años chupando un helado de fresa medio derretido en mitad de la orilla de la playa de una isla desierta en medio de un desierto de nubes de caramelo que impiden sin compasión el avance de un laberinto oscuro y frío en el que dos sapos se besuquean al ritmo del latido del corazón muerto de una serpiente que mira sin temor al futuro, presentando sin escrúpulos una solución a todos los problemas de una sociedad esclava de sí misma que llora a su madre porque se ha caído al suelo por andar tan deprisa y se ha hecho sangre.
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El arte es el camino por el que la humanidad avanza por un mar de imaginación, para distraerse de la consumida sociedad que anda con inseguridad al ritmo de una canción infernal que no acaba nunca por miedo a ser rechazada por el sentimiento de la alegría, que sin saberlo comete errores, dejando atrás en el tiempo, sumergidos en el abismo de la locura,a la gente más vulnerable, que con una pequeña sonrisa falsa en sus rostros, asoman los síntomas de la profunda tristeza en la que se envuelve y van navegando sin mirar a ninguna parte con un destino amargo e indeciso..