Pasado

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--Sasuke ya no quiero esto-- dijo con la cabeza gacha y un nudo en la garganta.

--¿A que te refieres con “esto”?-- volteo a verla enojado mientras cargaba a la bebé en brazos.

--Nosotros-- murmuró evitando su mirada.

El pelinegro dejo a la niña en su cuna, al fin estaba dormida.
Tomó a la pelirrosa del cabello y la obligó a salir de la habitación. Sakura trato de zafarse del agarre pero era inútil él no cedía.
La obligó a mirarlo los ojos y le dio una cachetada, ella ladeó la cabeza. Ella ya lo esperaba.

--¿Acaso quieres dejar a Sarada sola? ¿Quieres destruir a su familia? ¿Eso quieres?-- la soltó del cabello y la tiro al suelo, empezó a patear su a abdomen con furia.

--¿O acaso te largas con tu amante? -- Él solo pensar que ella lo estuviera traicionando le hacía hervir la sangre, las patadas se detuvieron y respiro profundo. --Eres mía Sakura-- empezó a desabrochar el cinturón de su pantalón y se lo quito, empezó a golpearlo contra su mano. --No vuelvas a decir tonterías-- y salio de su casa dejándola sola y tendida en el suelo.

Se puso en posición fetal, ya de nada valía llorar, las lágrimas se le habían secado, solo sentía el dolor recorrer su cuerpo, la sangre escurrir por su boca y una gran vergüenza por ella misma.

No todo fue un infierno, al principio era magnífico, él siempre se había portado bien con ella hasta que se casaron y las peleas empezaron a ser más intensas y un día él perdió la paciencia.

--Sasuke-kun ella parece más tu esposa que yo-- le reprochó cuando llegó a casa oliendo al perfume de Karin.

--Ya basta Sakura-- le advirtió Sasuke

--Ya no quiero que estés con ella-- lo reto.

--Tú no eres quien para prohibirme nada-- la tomo de los hombros.

--Soy tu esposa-- La mirada negra de él era aterradora.

--No eres nadie-- la apretó más.

--No vuelvas a ver a Karin-- suplico.

--Hare lo que yo quiera Sakura--

--¿Me estas engañando con ella?-- dijo enojada y deshaciéndose de su agarre.

--No digas estupideces-- le soltó una bofetada, un sonido sordo se escucho en la sala. La pelirrosa se quedó con la boca abierta y corrió a su habitación.

Así es como su padre le cerraba la boca a su madre. Era sorprendente como había funcionado.

Él le pidió disculpas y le juro que nunca volvería a pasar. Ella le creyó porque era estúpida y estaba cegada por lo que en un principio creyó que era 'amor'. Por cada pelea hubo más de un golpe para callarla acompañados de un pequeño detalle con la promesa de que nunca pasaría de nuevo. Con el tiempo él aprendió a no golpearla en la cara para que nadie sospechara. Iba con mangas largas y cuello de tortuga incluso en pleno verano para que nadie notará los hematomas en su piel. Se había vuelto una muñeca sin voz, un saco de box que su esposo disfrutaba golpear, una criada que solo tenía permitido limpiar la casa.

Se puso de pie sintiendo un gran dolor en su ser, se apoyo en la cuna de la niña que había tenido. La miro con detenimiento, era idéntica a él, su cabello y ojos negros como la noche, sus facciones, su piel blanca y tersa. Esa niña era sangre de su sangre, pero también  era hija de él, era producto de una violación y la odiaba con todo su ser. Por qué no podía huir sin que le pesara la conciencia, porqué era idéntica al hombre que la tenía muerta en vida.

--Vamos Kiba, no digas tonterías-- se burlo la pelirrosa, hace mucho que no salia de su prisión, hace tanto que no platicaba con alguien.

--No son tonterías Saku-- se acerco a ella haciéndo un puchero.

--Sakura-- la voz ronca de él interrumpió su conversación, la piel se le erizo y solo pudo pensar que ese sería el motivo de una nueva paliza.

A Sasuke siempre le había importado el que dirán, frente a la gente siempre la trataba con cortesía pero en casa, donde nadie lo veía era violento y sanguinario. --¿Te ayudo con eso?-- dijo mirando las bolsas que traía con un tono neutro. La pelirrosa asintió, la sangre se le había helado.

--Nos vemos Kiba…-- trato de decir lo más tranquila posible.

--Hasta pronto Sakura-- se despidió sin sospechar lo que pasaba.

Llegaron su hogar y fueron a la cocina a dejar las bolsas que traían, estaba enojado. Tomo su largo cabello y estrelló su cara contra la mesa --¿Acaso le estabas coqueteando?-- le preguntó.

Ella aturdida por el golpe trato de hablar con calma aún no se recuperaba de la última paliza y no necesitaba otra.  --No...-- las palabras no salían, sintió un liquido escurriendo por su nariz. Tenía miedo, mucho miedo.

--No es lo que me pareció-- Sasuke comenzó a desabrochar sus pantalones. --No desearás estar con nadie más-- le susurró al oido. Bajo la ropa de ella y la penetró, duro sin aviso, sin consentimiento.

Las lágrimas descendieron por sus mejillas --Basta-- trato de protestar, trato de huir pero era inútil la tenía a su merced, se había arrastrado hasta ese punto cuando no hizo nada, cuando dejo que él continuara con todo aquello. ¿Cómo se miraría al espejo ahora?

--Si alguien más llegará a tocarte, juro que los mataré a ambos--

La dejo en la cocina herida, violada, sin ganas de continuar en este mundo que sólo le había traído desgracia.

Cuando se entero de que producto de aquel día había quedado embarazada deseo con las pocas fuerzas que le quedaban abortar. Cuando Sasuke se entero, las palizas pararon y él se limitaba mirarla feo o ignorarla. Nunca pensó que ser ignorada se sentiría tan bien y vio en ese embarazo la oportunidad de librarse de los golpes, casi once meses sin una mano encima habían sido como un pedazo de cielo.

Venganza Donde viven las historias. Descúbrelo ahora