IV. Добро Пожаловаtь

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No sabía que quedaran veterinarios que ejercían como tales, pero desde luego fue una grata sorpresa. Incluso con un material tan rudimentario y tan poca preparación, el pobre chihuahua se recuperaba con normalidad, mientras yo dormía en un camastro duro, con el brazo vendado. Las mordeduras eran superficiales y seguramente no dejarían marca de ningún tipo. Por lo visto, mientras retenía al alfa, sus colmillos se llevaron parte de la piel de la zona del bíceps sin rajar la ropa, pero la sangre ha dejado mi chaqueta verde no muy usable. Afortunadamente, tienen ropa de sobra y han decidido buscarme nuevas prendas. Esta es la menor de mis preocupaciones ahora mismo, puesto que lo que me da miedo realmente es qué van a hacer con los perros. El líder del asentamiento me insiste en que no debo preocuparme por ellos, que no van a matarlos ni nada por el estilo, pero tampoco me dice qué han hecho con ellos o qué van a hacer.

Al parecer llevo cerca de una semana en cama, pero Viveka ha visitado regularmente mi habitación. Dice que la herida no es en absoluto grave, pero están haciendo pruebas para asegurarse de que no tengo nada. Dado que los colmillos no penetraron la ropa, es poco probable, pero mejor prevenir que sufrir un colapso inesperado. Las pruebas se me antojan inútiles cuando no hay medicamentos para tratarlas, es como si mandas un test de ébola a un poblado remoto con la esperanza de que eso baste. Todo sea dicho, agradezco la hospitalidad de Viveka, que es la única que ha venido a visitarme desde que Sergei y Baranov me ordenaran ir directamente a la enfermería.

Me han cambiado el vendaje del brazo, pero está tan apretado que o muevo los dedos en intervalos de pocos minutos o pierden el color y se quedan fríos. No creo que el enfermero tenga mucha experiencia con vendajes, pero al menos la comida está decente. Casi todas las comidas han consistido en un par de platos, usualmente una sopa tibia o directamente fría -que no necesariamente mala- y tortas de pan sin levadura o verduras. Si todas las comidas aquí son así, tampoco me parece un mal sitio en el que vivir. Desde luego, he estado en sitios peores.

Baranov entra en el cuarto mientras el enfermero me retira las vendas y el doctor me dice que ya estoy perfectamente, pero que sería recomendable que no vuelva a pelearme a puñetazos contra animales con garras o dientes afilados. Sonrío en respuesta a la broma, que no me parece especialmente graciosa y mucho menos bien ejecutada, y Baranov interviene:

-Veo que ya está recuperado, Comodín.- agradezco que la obsesión con Rusia se quede en los nombres y la ropa y no pongan acentos- Una vez esté listo para incorporarse al servicio, el camarada Sergei le estará esperando en el edificio central de mando y Viveka o yo le enseñaremos como está repartida la URSH.- me contengo la risa al oír que lo ha pronunciado como "urx" en vez de deletrearlo, pero a él parece no importarle lo absurda que me resulta esa fonética: su cara sigue manteniendo una expresión neutra que no deja ver que sea un bromista.

-Tan pronto termine aquí, señor Baranov...

-Camarada Baranov.

-De acuerdo, de acuerdo.- definitivamente no es un bromista, ni alguien con sentido del humor al parecer- Camarada Baranov, iré a ver al señ...- su mirada se endurece- camarada Sergei a informarle.

Asiente y se da la vuelta, haciendo una seña al médico para indicarle que le acompañe fuera. Una vez ambos han salido, cierran la puerta y oigo el amortiguado eco de sus pasos alejándose antes de empezar a hablar, y para cuando empiezan su conversación, están demasiado lejos como para que pueda entender algo de lo que dicen. El enfermero retira el último pedazo de venda, que no tiene una gota de sangre pero sí tiene una tonalidad amarilla bastante preocupante, inspecciona el brazo, que tiene tan solo unas finas líneas rosadas un poco por debajo de las cicatrices de quemaduras. No había visto antes a este enfermero, pero supongo que deben tener una plantilla de más de una persona si quieren llevar el hospital de uno de los asentamientos más poblados -si no el que más. Sus ojos se abren mucho al ver las cicatrices que hay en mi hombro, pero intenta disimular rápidamente. Me aclaro la garganta ruidosamente, para hacerle saber que le he pillado mirando.

TUTOAPC. Arco 2: La cuarta rotaciónWhere stories live. Discover now