Epílogo

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La luna brillaba, iluminando el bosque con tonos plateados. Tan solo podía oirse el susurro del río hasta que una figura se abrió paso entre los juncos para derrumbarse junto al río.

-¿Qué haces aqui?- una voz sonó a tiempo que un felino atigrado corría junto a la primera figura.

-Van a nacer... nuestros hijos...- jadeó ella mientras cerraba los ojos y apoyaba la cabeza en el suelo.

-Necesitas un curandero...- masculló el gato erizando los costados.

-No... No hace falta... traeme agua... y musgo...

El gato no esperó un latido de corazón antes de deslizarse entre la vegetación y desaparecer.

-Clan Estelar... ayúdame...- La gata cerró los ojos, ¿por qué tardaba tanto en volver Garra de Zorzal?

Sintió espasmos y un dolor agobiante, y seguía sola. deseó estar junto a sus hermanos, en el antiguo campamento del Clan del Trueno, con Estrella Escarchada animándola, pero estaba sola en mitad del bosque. Por fin supo que no vendría más cachorros. Giró el cuello temblando de cansancio. Acercó la nariz, una pequeña gatita negra, un macho dorado y un macho moteado marrón, entonces vio a otro, el más pequeño, no gemía ni se movía. Tras atraer hacia ella a los tres primeros alargó más el cuello y lo cogió con cuidado del pescuezo, estaba frío. Lo miró on tristeza, era de tonos azulados, era idéntico a Nariz de Arándano. Cerró los ojos mientras escarbaba un pequeño hueco y lo enterraba, Garra de Zorzal no necesitaba saberlo.

-Te veré en el Clan Estelar, hijo mío...- susurró mientras se ovillaba para darles calor a sus otros hijos.

-¡Ala de cristal!- el gato dejó frente a ella una bola de musgo empapada en agua, la gata tardó menos de un segundo en lamerlo hasta dejarlo seco.

-Muchas gracias...- jadeó.

El gato se sentó a su lado apoyando la cola en sus hombros.

-Te he traído esto...- ronroneó mientras empujaba hacia ella un jugoso campañol.

La gata sonrió.

-¡Una presa con pelo! ya me estaba hartando de tragar pescado...- mientras hablaba elevó la cola para dejar a la vista los tres pequeños gatitos.- pensé en llamar al dorado Pequeño León...- propuso.

-Muy bien... ¿Y quizá Negrilla a ella?- rozó con suavidad las orejitas de la gata.

-Perfecto... y este será Pequeño Leopardo...

Ambos gatos ronronearon mientras juntaban sus hocicos con cariño.

-Soy tan feliz junto a ti, Garra de Zorzal.

El gato sonrió.

-Ojalá aluno tuviera alguna similitud con mi pelaje... Asi te podría recordar a mi...- había un toque triste en su voz, como si deseara que aluno de ellos llevara algo de él en su aspecto.

A Ala de cristal se le crisparon los bigotes. <<Si tu supieras...>> Agitó las orejas mientras le daba un dulce lametón en las orejas.

-Son únicos... Ninguno tiene mis tonos grises y blancos...- murmuró mientras lamía sus pequeñas cabecitas.

Una fría brisa de viento le hizo encogerse.

-Brr... Garra de Zorzal... Vuelve al campamento.

-¡¡No pienso dejarte aqui sola!!- se opuso él.

La gata suspiró.

-Aun nadie debe saberlo... Debes salir a patrullar esta frontera, me encontrarás junto a una patrulla, nadie podrá sospechar. Yo estaré bien.

El gato agitó la punta de la cola preocupado, pero finalmente asintió con la cabeza y le dio un lametón en las orejas.

-Adiós, preciosa, y adiós queridos cachorros...- murmuró mientras se internaba en la espesura para volver a su Clan.

La gata hundió en hocico entre sus patas, asegurándose de mantener calientes a sus cachorros, y cerró los ojos.




Aviso séptimo libro. Leer antes: Pasos Inciertos, Peligro Inminente, La Búsqueda, Fronteras de Sangre, lealtad y La Venganza.

Los gatos guerreros - Origen. #7 Sga: El destino de los clanes.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora