• ᴄ ᴀ ᴘ ɪ ᴛ ᴜ ʟ ᴏ ᴠɪɪɪ •

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Iba a bloquear el móvil para dejarlo donde estaba, pero al ver que tenía un e-mail cambié de opinión. Fruncí el ceño y abrí aquel correo. Es completamente extraño, nunca le daba mi e-mail a nadie. Los únicos que lo tenían eran los mellizos y Lizi, que lo utilizábamos para comunicarnos mientras ella estaba en la escuela militar. Después de ellos tres, nadie más lo sabía, a no ser que alguno de estos idiotas se lo haya dado a alguien, cosa que realmente me enfadaría. Leí el correo y...

— ¡¿QUÉ MIERDA ES ESTO?! —me senté de un salto en la cama.

A la mierda el dolor de cabeza y las ganas de vomitar. Podía esperarme cualquier cosa, desde un mail erróneo de Max o un mail de Luke sobre memes. Pero nunca me hubiera esperado esto. ¡¿Qué fue lo que hice ayer mientras estaba ebria?!

Señorita, Abigail Elizabeth Morgan:
Es un placer para nosotros comunicarle que su compra fue realizada con éxito. La esperaremos en la residencia el día 17 de septiembre del 2019. No se arrepentirá en lo absoluto de habernos elegido a nosotros, somos una de las mejores compañías del país. ¡Muchas gracias por su compra!
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Real Estate Company Johnson.

Díganme, por favor que esto no es más que una simple broma que a alguien se le habrá ocurrido solo para hacer que me convierta en el mismo Lucifer. Tal vez, tal vez si lo sea. Tal vez algún idiota me lo mandó en broma y esa compañía realmente no existe. ¿Verdad? Abrí rápidamente el navegador y busqué la compañía que me había mandado ese mensaje. Estaba tan nerviosa y frustrada que ni siquiera podía escribir bien el nombre de la maldita compañía. Aparecieron miles de imágenes de casas, pero el primer enlace llevaba exactamente a una página con ese nombre. Era una compañía donde se encargaban de vender casas de todo tipo, y la mayoría casas realmente costosas. Si yo compré una de estas casas, tendré que vender mis órganos para pagarlo.

— ¿Dónde está el ladrón que lo mato? —Max pateó la puerta de mi habitación fuertemente y entró con su bate de beisbol. Me encontraba tan sorprendida como para levantarme y golpearlo por destrozar mi puta puerta—. ¿No habías gritado?

Dejé de mirar mi móvil y miré la puerta de mi habitación completamente destrozada. Adiós a mi privacidad.

— Max, eres un maldito idiota. ¡No hay ningún puto ladrón en la casa! —exclamé enojada—. Encima, ¡mira lo que hiciste! —señalé la puerta la cual se encontraba tirada en el piso—. Rompiste mi puta puerta.

Y aquí vamos otra vez. Max justificándose que acaba de levantarse y que cuando lo hace lo único que no quiere es escucharme enojada. Estoy en total derecho de estarlo, se acaba de cargar mi puerta.

Dejó el bate apoyado en la pared y agarró la puerta para volverla a poner en el marco de la puerta. Mientras más lo veo intentando arreglarlo, más enojada me pongo.

— Perfecto—dice mirando con admiración el cómo quedo la puerta.

Ya no hay otra manera, deberé llamar para que la arreglen y la vuelvan a dejar como antes. Será un gran sufrimiento estar sin mi puerta durante estos días.

— ¿Por qué gritaste, querida? —iba a responderle hasta que este se tiró a la cama. Lo miré de mala manera y después volví mi vista al móvil. Al no recibir respuesta de mi parte, como no, el charlatán siguió hablando—. Ya sé, fue culpa de Luke, ¿verdad? —preguntó totalmente convencido—. ¿Te mando el video del perrito a ti también? —negué con la cabeza—. Hijo de perra. Estaba tan feliz viendo como el perrito quería morder el agua y de repente... ¡pum!, un puto screemer. Que hijo de puta, me hizo asustar tanto que tuve que cambiar las sabanas—rodé los ojos—. No te preocupes, yo lo matare Ab. Sin antes comer algo, claramente—se levantó de la cama dispuesto a matar a su hermano, pero lo interrumpí tomándolo del brazo.

Cᴏʀᴀᴢᴏ́ɴ ᴅᴇ Hɪᴇʟᴏ ✔©Where stories live. Discover now