Uno

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Me dolía el cuello, mucho, no supe exactamente cuantas horas duró el viaje pero el persistente dolor en esa zona de mi cuerpo me aseguró que fueron varias.

Caminé arrastrando mis maletas un poco abrumado por la cantidad de personas y el gran ruido que había en la capital, totalmente distinta a Daegu.

Debía estar emocionado, me habían aceptado en la universidad, pero realmente no estaba tan animado, no me agradaba el hecho de tener que vivir en la residencia universitaria con otro chico.

De hecho, no me agradaba tener que convivir con otras personas que no fueran mis padres o MinHo, el único amigo que tenía ahora.

Después del incidente de hace dos años adopté un temor casi extremo a las personas, no tanto como una fobia pero sí lo suficiente como para desconfiar de todos.

Caminé varias calles, ayudado por el gps en mi móvil hasta que finalmente pude vislumbrar la universidad, aun no empezaban las clases por lo que las luces estaban apagadas.

Traspasé el gran portón de la entrada y miré todo el lugar absolutamente embelesado.

Era precioso.

Me sentía como en un reino, esos de las historias de fantasía que tanto le gustaban leer a Taem...

A nadie.

Ignoré los recuerdos que llegaban a mi mente para dirigirme rápidamente a la recepción de la residencia, ahí me darían las llaves del lugar donde pasaría los siguientes cuatro años.



Después de haber pasado por un pasillo bastante terrorífico encontré la habitación 457, la mía.

Y la de mi compañero.

Coloqué la llave en la hendidura y una de mis manos sobre la perilla. Cuando tuve la puerta sin seguro, pero aún cerrada, mi cuerpo se tensó.

¿Mi compañero de cuarto estaría ahí adentro? ¿Cómo sería él?

Honestamente sea como sea no estaba seguro de si podría convivir con él.

Podía tener amigos, bueno, conocidos, pero vivir con alguien...

Era demasiado para mí.

Tomé unas cuantas bocanadas de aire antes de adentrarme a la habitación, con los ojos fuertemente cerrados y las manos sudando; abrí los ojos de par en par cuando no escuché ruido alguno.

El espacio era bastante reducido, solo había dos camas y dos escritorios idénticos a cada lado, al parecer mi compañero ya se ha la ubicado pues la cama estaba pulcramente ordenada y con sabanas diferentes a la otra, al igual que su escritorio, sobre el cual había solamente una caja naranja, cerrada con un candado.

Esperaba ver por lo menos un póster o algo en las paredes pero nada, todo estaba tan níveo que parecía que recién lo habían pintado.

Debo confesar que me sentí un poco más aliviado cuando encontré el lugar vacío, estaba demasiado cansado como para tener que lidiar con los nervios que me producía conocer a nuevas personas.

Arrojé descuidadamente mis pertenencias sobre la pequeña cama y me recosté sobre ella, quedándome dormido casi de inmediato mientras pensaba en lo que significaba esto.

El inicio de mi nueva vida.

QSMN 2: Quédate (JongKey)Where stories live. Discover now