1 Cap

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-Arriba hija, llegaras tarde el primer día. - dijo mi madre mientras intentaba quitarme la sabana.

-Ahg, no quiero ir. -

Mi madre subió la persiana de golpe y la habitación se lleno de luz, me colocó mi uniforme de verano  encima del escritorio, aunque ya es septiembre sigue haciendo mucho calor.
-Date prisa, el desayuno estara listo en 5 minutos. - cerró la puerta después de salir de ella.

Me vestí, peiné, lave la cara, preparé mi mochila y baje a desayunar junto con mis padres.

-Buenos días papá - levanto la mirada de la tablet de trabajo, chocamos los cinco y me senté a su lado izquierdo, el volvió la mirada a su trabajo mientras comía la tostada.

10 minutos después yo ya había terminado y me dirigía a la puerta para marcharme al colegio.

-¡ Espera cariño! - oí decir a mi madre, me dirigí hacia ella e iba a hacer lo que hace siempre cuando va a empezar un nuevo curso :
<No eres lo que ellos dicen ser, eres mi hija y te quiero de cualquier manera >me da un beso en la frente y se despide. Mi padre aparece por detrás y hace lo mismo.
Cierro la puerta y me dirigo hacia el instituto.
     
                  *            *              *

Hemos llegado a la puerta del infierno, llamado instituto. Me paro recta delante de ella, suspiro y me adentro a una nueva aventura.

Algunas personas me ignoran, otras me miran con una mirada neutra, otros me miran de reojo y otros simplemente se dedican a reírse a lo lejos.

¿Y yo que hago?

Bueno... el primer año dolía mucho y acabé saltandome la primer clase en el baño llorando en una esquina. Ahora ya no duele tanto...
Mentira, para que engañarme, sigue doliendo y mucho. Pero no llorare nunca más, ni a escondidas ni delante de nadie, me lo jure a mí misma. Llevo sin llorar 8 años, ni en películas ni nada.

Mi madre dice que delante de ellos no hace falta que me aguante, pero yo me digo que es por mí misma y que hice un juramento.

Con la cabeza bien alta me dirigo hacia mi clase. 2 b.

Cuando entro me siento en la esquina derecha, en la última fila. Es mi sitio favorito.

Las clases empiezan, los profesores se presentan, algunos compañeros son nuevos y también lo hacen, por ahora todo normal y bien, hasta que llegó la hora del recreo...
Pensaréis que la hora del recreo que es buena para escaquearte de los insultos y descansar un poco, pero no, en ese momento es cuando pueden ir a por ti.
Me levanto de mi asiento para escapar, pero no, ya me tienen rodeada.
-Holaa, bola de grasa, ¿nos has hechado de menos? - dice el chico de pelo marrón llamado Clay
-Jaja, no creo Clay, mira que asustada esta. -

¿Lo estaba?

Si, lo estaba. Inscocienteme mi cara estaba asustada. Me gustaría ser una matona, de las que se saben golpear y son fuertes, que no tienen miedo de dar su opinión. Pero yo no soy así.

-Bueno... Da la casualidad que nuestro nuevo amigo Jeff, se le olvidó su almuerzo.
Mire hacia Jeff era alto, ojo azules y rubio. Le vi presentarse antes, venía de... No me acuerdo. No presto atención a esas cosas.

-Bueno... chicos, si traje la merien-

-No seas tímido hombre. Nuestra amiga seguro que te puede echar una mano. Ademas que no coma.. Le sentaría bastante bien, ¿no crees? -

Todos se rieron y Jeff solo fingió reír.
No quería escuchar más sus burlas, así que cogí la merienda se la dí en las manos y me fuí.

El día transcurrió aburrido y como siempre con burlas. Cuando por fin terminó el instituto me fuí a casa. Escuche que me llamaban por mi nombre, decidí no girarme y hacerme la sorda.

Llegué a casa, que me esperaba la comida. La comí a toda prisa. Tenía mucha hambre.
-Hija,¿ que tal estuvo tu merienda? -

Ups

-Estuvo muy rica, mamá -

No quería contarle, ya que se ponía como una moto diciendo que tengo que defenderme. Es cierto, pero no soy tan valiente.

-Umm ya, que extraño ya que te puse sin querer mi merienda. -

Oh oh, alerta. Las meriendas de mi madre son puro vegetal y a mi no es que me guste mucho.

-Ah, ¿si? Lo habré dicho sin pensar jiji.-

Tengo que salir corriendo de aquí cuanto antes.

-Es mentira, no te puse mi merienda. Te han quitado tu merienda,¿verdad?- mi madre me miro levantando las cejas.

Tarde, te han pillado Amelia.

-Si... -

Mi madre suspiro, espere a que me regañara, pero en cambio se levanto, me abrazo y me dijo :
<Cariño, algún día, alguien te defenderá de esos matones y querrás convertirte como esa persona. Lo deseo cuanto antes. >

Sin decir más empezó a recoger las cosas de la mesa.

Yo recogí lo mío y subí a mi cuarto.
Me tire a la cama y acabé mirando el techo.
-(suspiro) Podré soportarlo -

Unos kilos de másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora