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Estaba despierta. Luke roncaba mucho, me había acostumbrado a tenerlo cerca, muy cerca de mí y más que todo a que estuviera junto a mí en la cama. No mentiré. No estoy enamorada de Luke, pero me hace muy bien tenerlo cerca y que esté conmigo. En estos once días, Luke se ha vuelto mi mayor apoyo, y se podría decir que hasta dependo de él y de que esté junto a mí.

Me abracé a él como ya tantas veces y el sol de la mañana entraba por las cortinas entreabiertas de su habitación. Soltó un ronquido y yo una risa suave. Me causaba tanta ternura. Luke parecía un ángel cuando dormía y eso me daba gusto. Observé sus cabellos dorados, toqué con mis dedos sus orejas, acaricié esa nariz respingada con la mía, todas sus facciones las observé.

Luke era perfecto de todas las maneras posibles. ¿Cómo era posible que alguien como él se fijara en alguien como yo? No tenía sentido, no había lógica en ello. Luke era un ángel y yo... yo una triste y simple idiota suicida que lo único que sabe hacer a la perfección es regalar dolor y amargura. Luke no me merecía.

Dejé de abrazarlo y me metí entre las cobijas a su lado sintiendo cómo se movía incómodo quejándose de algo. Probablemente de una pesadilla, quizá de un sueño placentero. Quién sabe. Tenía curiosidad quería seguir mirándolo y saber qué era lo que estaba soñando, por lo menos quería tratar de descubrirlo. Era muy atrevido de mi parte, pero como a un gato la curiosidad me mataba lenta y tortuosamente. Levanté mi cabeza para mirarlo dormir, estaba tan cerca de él. Mi cara estaba tan cerca de la suya. No era la primera vez y esperaba que tampoco fuese la última.

-¿Qué sueñas, Luke?-Susurré para mí y me alejé de él no sin antes notar una sonrisa en su cara.

Rodé los ojos y más tarde sacudí la cabeza en señal de negación.

-Eres un tonto-le hice saber.

-Soñaba contigo, Nirvana-confesó con esa ronca voz que le caracteriza.

Abrió los ojos, yo me senté en el colchón dándole la espalda y sentí como se sentaba él también. Soltó un bostezo tan ruidoso como largo y sus brazos se levantaron por encima de su cabeza.

-¡Buenos días!-saludó y me abrazó por la espalda recargando su barbilla sobre mi hombro.

-Buenos días, Luke-ahora dije yo pero no lo miré ni volteé, solo que con mi mano acaricié una de sus mejillas sintiendo como su casi comenzada barba raspaba.

Sonreí y cerré mis ojos sin dejar de acariciar de arriba hacia abajo.

-¿Qué tal dormiste?-me preguntó y besó mi hombro cubierto por aquella camiseta gris suya.

No abría los ojos pero aún así supe que veía mi reflejo en el espejo.

-Bien-contesté y me separé de él-¿Qué tal tú?

Se tiró sobre la cama con pesadez, miraba hacia el techo.

-Roncas mucho a decir verdad.

Me levanté de la cama y me giré hacia él apuntándole con mi dedo índice.

-Si yo fuera tú, ni siquiera me quejaba porque hablas dormido.

-¡Es mentira!-se escandalizó y se me quedó mirando como si yo estuviera inventando algo.

-Es verdad-bajé mi dedo y puse mis manos sobre mi cintura-... Y algo me dice que lo sabes.

Resopló.

-Te odio-me dijo.

-Ya lo sé, Holland.

Alzó una ceja.

NirvanaWhere stories live. Discover now