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   LA BRISA FRÍA CALABA LOS HUESOS DE ALBUS, haciéndolo pensar en su hermana, que le habría dicho que tenía que abrigarse para salir. Rió con amargura; la imagen de su difunta hermana Lily lo estaba persiguiendo de nuevo, matándose de la culpa que sentía por no haberla ayudado cuando más lo necesitaba, encerrándose en su propio mundo, sin detenerse a ver que su mayor apoyo se iba consumiendo cada vez más.

Decir que se sentía como la mierda era poco; estaba muy devastado, con varias noches sin poder pegar un ojo, y llorando diario. Si bien su vida nunca fue la mejor, ahora se había convertido en un túnel negro, en donde no encontraba la salida. Sus ojos cafés recorrieron el parque a dos cuadras de su casa, que a su opinión, se veía mejor en la madrugada, que cuando estaba repleta de adultos estresados y niños gritones. Un pasos despreocupados llamaron su atención, haciendo que volteara con rapidez; a unos metros de él, un chico rubio vestido con una falda azul claro y en suéter de el mismo color, junto con con una corona de flores adornando su rubia cabellera, se encontraba caminando, lo suficientemente concentrado en su teléfono celular como para dejar de prestarle atención a su alrededor.

El chico levantó la vista, guardando el aparato en el bolsillo de su falda, maravillando a Albus con un pronunciado puchero. Se fijó en Albus, caminando hacia la banca donde Potter estaba sentado, regalándole una linda sonrisa al posar su cuerpo en el pedazo de madera. Albus sintió como si su corazón se detuviera un segundo, para luego latir con mucha fuerza; olvidándose de sus problemas de repente.

—Disculpa, sé que no está bien visto que un desconocido se siente contigo en medio de la noche, aunque no veo lo malo en mi caso, soy muy inofensivo —parloteó el rubio, casi como si no se diera cuenta de lo que salía por su boca—, es que en serio ¡mírame! no le haría daño ni a una mosca, o al menos eso dice mi mamá. ¿Sabías que amo el chocolate? Tengo muchos en mi casa, así que si me ayudas puedo darte uno. —terminó, risueño. Albus rió sin poder evitarlo, observando sin disimulo las facciones ajenas.

—¿Quieres que te ayude? —El rubio asintió con la cabeza varias veces, haciendo que casi se cayera su corona de flores, sonrojándose cuando se dio cuenta de eso.

—Me llamo Scorpius —Se presentó, tendiéndole la mano a Albus—, ¿y tú eres? Bueno, me lo dices después. Necesito ayuda, vine a visitar a mi hermana, llegué ayer y hoy salí a conocer el lugar, pero me perdí. —explicó. Albus sólo pudo sonreír y asentir, muy embobado, ganándose un chillido de Scorpius y un abrazo de el mismo. Potter sólo podía pensar en que quería ver esa sonrisa de el rubio por mucho más tiempo.

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les dejo esta viñeta bien kk.

quiero que sepan que estoy trabajando en otra historia scorbus, aunque no cuando estará lista.

bai cuties, los amo mucho.

feelings ⋆ scorbus.Where stories live. Discover now