Un simple resfriado

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"¿Un ex?" Laurel, uno de los veterinarios que revisaba a Charlie, preguntó cuándo se fue Jadie. Algunos trabajadores cuchicheaban entre sí sobre lo que habían presenciado.

Genial, lo último que quería era que todo el parque conociera su pasado. Sin embargo, no es que obtengan mucho de él si sigue su plan de ignorar a su hermana y quedarse en el área restringida la mayor parte del tiempo.

"No, ella solo me confunde con otra persona". Él se encogió de hombros, sonando casual.

"Entonces, ¿qué tiene ella?" Cambió de tema, cambiando su atención en Charlie que estaba gimoteando en la fría mesa de metal, todavía envuelto alrededor de su vieja sudadera. La fiebre había disminuido en el camino entre su bungaló al parque; aunque eso no significaba que ella estuviera mejor ahora.

Los dinosaurios eran algo completamente nuevo para este mundo. Había poco conocimiento sobre su sistema inmune, especialmente los depredadores. Los científicos, veterinarios, biólogos, entrenadores estaban aprendiendo sobre ellos como él y el resto del parque. Si un herbívoro se enfermaba, era mucho más fácil tratarla que un Baryonix que podía comerte de un solo bocado. Y por ahora, los raptors no eran más que bebés, del tamaño de un chihuahua, y todavía alimentadas a mano. Pero igual que el resto, aun eran algo nuevo.

"Parece una gripe, del mismo virus que los humanos". Bueno, de eso podía encargarse.

"¿Una gripe?" Él preguntó incrédulo.

"Sí."

"¿Estás segura?"

"Sí." Laurel asintió con una sonrisa y luego puso los ojos en blanco ante la mirada inquisitiva que Owen le estaba dando. "No tienes que preocuparte, papá. Ella estará bien en unos días, pero yo trataría de mantenerla lejos del resto del grupo".

Owen aún la miraba con recelo. Laurel lo ignoró y escribió algo en su bloc de notas.

"Toma, llévaselo a Mark. Él te dará algunos antibióticos". Tomó el papel y leyó la receta. Mark era un doctor, para los humanos no para los dinosaurios. Lo que lo llevó a preguntarse qué habían usado para hacer a sus chicas. Era aterrador, inquietante.

"¿Y quieres escuchar un secreto de padres a padres?" Laurel se inclinó, bromeando, ahuecando su boca con una mano como si estuvieran hablando de códigos nucleares. "La sopa de pollo ayuda mucho".

"No soy..."

"Las alimentas, les enseñas, juegas con ellas y las cuidas. Tú eres su papá".

"¡Soy su entrenador! Se supone que hago eso. Y solo son bebés". Charlie canturreó desde la mesa, exigiendo ser llevado en brazos de su pa—alfa. Dirigió una mirada exasperada a la mujer, que a su vez le dirigió una sonrisa triunfal mientras levantaba a su bebé en brazos. "Ella está enferma."

"Hm hum" Laurel negó con la cabeza, todavía sonriendo, y se alejó para observar a sus otros pacientes.

Ella tenia razón. Blue, Charlie, Delta y Echo eran dependientes de él, no importaba desde que ángulo lo viera. El era la única figura paterna que conocían y tendrían el resto de su vida. Pero la palabra aun era algo extraña para el.

"Bien pequeña. Vamos por tu medicina". Para este punto, estaba seguro de que Barry estaba perdiendo la cabeza. Delta y Echo tendían a complicarse un poco con toda la energía que tenían; aunque lo dudaba, teniendo en cuenta que uno de ellos estaba enfermo. Pero no había que confiarse.

Owen tomo un pasillo exclusivo para los empleados detrás de los laboratorios. El pasillo en si te llevaba al área residencial del parque. Todos los trabajadores vivían ahí la mayoría del año. Masrani Global proveía todos los servicios, agua, electricidad, internet, comida, incluso una escuela para los que tenían hijos. También había un hospital, supermercado, gimnasio, área de juegos y un campo de golf. Era como una pequeña ciudad.

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