Me muevo inquieta en la cama y abro los ojos y suelto un jadeo al ver unos ojos verdes que me están contemplando.

— Suficiente he soñado con usted hoy — murmuro, el tuerce sus labios en algo que parece una sonrisa.

— ¿me extrañabas? — niego y paso una mano por mi cabello.

— ¿no tiene otro lugar donde aparecer? — el niega y acerca su mano a mi rostro.

— Estoy cómodo en tus sueños Merlina — cierro los ojos al sentir esa sensación en mi cuerpo con su toque.

— Necesito descansar, me siento muy cansada — acerca su rostro y pone sus labios en mi mejilla provocando miles de sensaciones.

— creo me pase con la orden de enviarte a dormir —siento sus labios curvarse en una sonrisa en mi mejilla — cuando despiertes en la mañana estarás muy descansada y relajada, claro pensando siempre en mí.

Me suelto de su agarre y niego.

— use sus trucos con otras personas, no creo en la magia — giro el rostro para mirar el techo.

— existe Merlina

— No — lo miro a los ojos — no hizo nada por mis padres.

— ¿de qué hablas? — No respondo — Merlina.

— déjeme dormir Isael, váyase con quien sea Regina.

Siento que se mueve en la cama y en un segundo lo tengo casi pegado a mi cuerpo, pone sus dedos debajo de mi barbilla y vira mi rostro hacia él.

— Me siento como una polilla atraído por la luz, no debo jamás sucumbir a los encantos de una mujer, pero tú tienes algo que nadie ha tenido en mis mil años de vida — lo veo con sorpresa.

— ¿tan viejo? no debería tratar de seducirme, es demasiado viejo para mí — el sonríe y niega.

— no lo hare, también tengo curiosidad por saber que se te será revelado cuando cumplas veinte años.

— es un misterio para mí pero no lo compartiré con usted.

—Eso lo veremos Merlina — sus labios besan mi mejilla y descienden hacia el lóbulo de mi oreja, bajando hacia mi cuello — Azriel no debe tocarte.

— ¿quién es Azriel? — abro los ojos y me muevo sus besos no me dejan pensar bien.

— hoy lo conociste — niego.

— No sé de quién habla — él se detiene y se endereza para quedar apoyado en un codo — conocí a un Ariel pero no a un Azriel.

— Entonces Ariel no debe tocarte Merlina —me miro a los ojos y pude ver sus profundidades, aunque aún no entendía como podía verlo tan perfectamente si la luz estaba apagada, sentí que me perdía en su mirada hasta caer en un pozo profundo, donde solo Isael existía para mí.

El rozo mis labios, un beso casto pero que fue mi perdición, sentí que Isael sello mi destino, aunque no estaba segura que destino era eso.

Cuando separo sus labios su rostro era de alarma por completo, se levantó de la cama y con chasquido de sus dedos la habitación se ilumino pero no de la luz de la electricidad, pequeñas lámparas aparecieron dentro de la habitación dándole un toque íntimo, me enderece en la cama y apoye mi espalda en la pared, mi habitación estaba llena de velas por doquier.

Isael me miro a los ojos y camino lentamente hacia mí.

— Debes descansar — chasqueo los dedos y la habitación volvió a la oscuridad — buenas noches Merlina.

El Amor de IsaelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora