—Apuesto que lo eres —volvió a decir.

—No lo soy —repitió—. Y no estoy interesada.

—Apuesto a que eres frígida —atacó con su horrible sonrisa.

—Sí, soy frígida —comentó en un intento por parecer desagradable—. Los chicos como tú simplemente no funcionan conmigo.

—¿Qué funciona contigo? —preguntó, tirando ligeramente de su falda.

—Mujeres —dijo—. Me gustan las chicas. Yo y Ginny Weasley fuimos pareja. Pensé que todos lo sabían.

A Ginny no le importaría. Le beneficiaba cualquier cosa que alejara a las personas de enterarse sobre la hija de Harry.

—Me estás mintiendo otra vez —declaró y se pasó la lengua por el labio inferior—. De hecho, sé con certeza que Weaselette no bateaba en esa dirección.

Fue el turno de Hermione para gruñir.

—Quizás nunca te han manoseado bien —dijo.

Hermione sintió una oleada de náuseas.

—Preferiría morir —finalmente declaró.

—Tal vez deberíamos probar —Draco sentenció—. ¡Garcon! —gritó.

—¿Qué estás haciendo? —Hermione exigió—. Detente.

—¡Garcon! —gritó de nuevo.

—Malfoy por favor —Hermione suplicó.

El dueño de la tienda prácticamente corrió fuera de la tienda.

—¿Qué pasa, señor Malfoy? Espero que nada le haya disgustado —el hombre tenía una mirada preocupada en su rostro.

—Esta chica fue grosera —dijo Malfoy.

Los ojos de Hermione se agrandaron en un intento de suplicarle a Draco que se detuviera.

—Y luego me escupió en el rostro —señaló y se limpió el imaginario escupitajo del rostro.

El sorprendido propietario se volvió hacia Hermione.

—Después de todo lo que he hecho por ti.

Hermione estaba conmocionada. Malfoy estaba haciendo que la despidieran. ¿Por qué? ¿Por rechazarlo? ¿No tenía idea de cuáles serían las consecuencias para ella? nunca conseguiría otro trabajo si dejaba este sin buenas referencias.

Hermione tomó el brazo de Draco para hacer que la enfrentara y lo abofeteó en el rostro tan fuerte como pudo. «Ya es demasiado tarde, ¿por qué no hacerlo?», pensó. Le borró la sonrisa malvada de su rostro y Hermione pudo ver sangre en sus labios.

—Señorita Granger —el sorprendido propietario dijo—, no podemos perdonar...

—Sí, lo sé —dijo Hermione y se arrancó el delantal antes de que él pudiera terminar. Lo arrojó al suelo y se alejó.

No sabía hacia dónde estaba caminando, estaba tan enojada que sus pasos sólo la empujaban hacia adelante, hacia cualquier dirección que estuviera frente a su nariz. Su mano estaba hormigueando por el impacto de la bofetada. Ella flexionó sus dedos una y otra vez, para hacer que la sensación desapareciera. No quería recordatorios de él ni de su patética y egoísta existencia.

Después de unos quince minutos de caminata fue que comenzó a llorar y una vez que las lágrimas fluyeron, no se detuvieron. Tuvo que apoyarse contra una pared cuando los sollozos se volvieron demasiado fuertes. Tenía los ojos tan llenos de lágrimas que no podía ver.

Su vida había terminado. No podría encontrar otro trabajo ahora. No sería capaz de mantener ni a ella ni a las ancianitas. ¿Cómo iba a pagar el alquiler? Perdería su pequeño hogar durante la semana. Neville y Luna podrían ayudarla a salir de este aprieto, pero no tenían dinero de sobra. Ella no podía depender de ellos por ningún motivo.

Si tan sólo pudiera irse a Francia, con Bill y Fleur. Su corazón dolía tanto que apenas podía caminar, pero avanzó un poco más y se dirigió al Caldero Chorreante. Era la entrada al mundo muggle. La entrada ya no estaba abierta, ya que en estos días rara vez las personas se movían entre los dos mundos, pero se conformaba con imaginar el sonido de los autos afuera. Si huyera, la encontrarían en un par de horas, no tenía dinero y no tenía adónde ir.

El cantinero la miró. No servían a personas como ella, a menos que estuvieran acompañados de algún sangre pura o un mestizo.

—¿Tienes algún trabajo? —le preguntó a Tom.

—No. Ahora sal de aquí antes de que te eche —respondió con frialdad. Él había sido tan amistoso cuando ella era joven. Les sirvió cerveza de mantequilla con una sonrisa y le daba un divertido guiño.

Quizás la caza era el camino a seguir. ¿Qué más le quedaba? Eso significaría un montón de dolor y el encarcelamiento, y tal vez desfiguración y muerte.

No, se dijo a sí misma, ella no era una cobarde. Aún había buenas personas en el mundo, alguien le daría un trabajo, sólo tenía que seguir buscando.

Caminó de regreso al departamento. Las ancianitas se sorprendieron al verla a esa hora del día. Sabían que algo estaba muy mal, pero no mencionaron nada. Hermione se fue directamente a la cama y se durmió.

Durmió durante un tiempo, pero su preocupada mente no la dejaba estar tranquila. Draco había arruinado su vida y sólo por un poco de entretenimiento, por la emoción barata. No era estúpido, él sabía muy bien cuáles serían las implicaciones. ¿Podía incluso caer así de bajo?

Trató de amortiguar su llanto durante la noche porque, aunque creía que las ancianas estaban a punto de perder su audición, la realidad era que ellas escucharon todo.

Hermione había soñado con poder dormir hasta tarde, pero ahora que tuvo la oportunidad, resultó ser menos divertido y relajante. Ella no sabía qué hacer. Caminó de un lado a otro en su habitación hasta el mediodía. Decidió hacer lo que siempre hacía cuando las cosas se ponían difíciles, iría a ver a Harry.

La tumba de Harry estaba en el Valle de Godric, junto a la de sus padres. Él tenía una linda tumba. El mundo todavía estaba agradecido con él cuando fue enterrado, pero el sentimiento cambió con el tiempo. Hermione no iba con frecuencia porque no había una red Flu pública en el Valle de Godric, así que tenía que usar la red Flu de la abuela de Neville. Hermione solía llevarle algo de la panadería cuando necesitaba usar la red Flu de la señora Longbottom, pero ahora tendría que disculparse por llegar con las manos vacías hoy.

Hermione había notado que aún había personas que cuidaban de la tumba de Harry. No estaba segura de quién era, pero sospechaba que podría ser Arthur Weasley. Siempre se entristecía mucho cuando visitaba a Harry, pero también le recordaba su espíritu de nunca rendirse y eso es lo que necesitaba hoy. Incluso en la hora más oscura, Harry nunca se dio por vencido.

Ella se preguntaba cómo hubiese sido el mundo si él estuviera vivo. Graciosamente Harry fue importante mientras estuvo con vida. Renuente como era, pero aun así el mundo parecía mejorar a su alrededor. Él nunca hubiera aceptado lo injusta que era la sociedad de hoy, pero tal vez, al final, no hubiera sido lo suficientemente fuerte. Quién sabe, probablemente lo hubieran etiquetado como un loquito hambriento de atención, tal como hicieron cuando estaba en cuarto año en Hogwarts. Aunque eso sólo les demostró lo asustados que estaban de él.

.

.

.

.

.

.

.

.

.

Fin Capitulo Tres

Notas: Let's be clear, I won't close my eyes.

Naoko Ichigo

Absolutamente despreciableOnde histórias criam vida. Descubra agora