El sueño de la princesa se hizo realidad

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—Hace unos minutos —vi de reojo a Cami—, no llevo mucho aquí.

—Amm —dijo no muy convencida. Volví a echarle una mirada a Cami y esta vez Alix me atrapó en el acto. Se aclaró la garganta—. Cam sí que sabe organizar fiestas —dijo—. Es increíble que ella sola haya hecho todo eso y además pueda lucir hermosa hoy.

—Es su día —dije—. Ella iba a conseguirlo.

—Sí. Parece una princesa ¿no?

—Parece una reina —dije rápidamente.

Alix sonrió. Ella era probablemente la única persona en este mundo que se había dado cuenta de mis sentimientos por Cami, al menos había sido ella que sabía guardar secretos aunque también siempre me presionada con la mirada para que hiciera algo pero ¿qué podía hacer cuando la chica que me gustaba era cinco años menor que yo?

La edad se veía exagerada sí lo poníamos en números.

Ella 15 años y yo 20 años.

—¡Hola! —escuché su voz y casi lancé mis brazos a su alrededor—. Qué bueno que llegaste, Cesar —dijo sonriéndome—. No te vi cuando llegaron los demás.

—Sí —le sonreí o tal vez fue algún intento estúpido de sonrisa—. Tuve que llegar después por unas cosas que se presentaron.

—Bueno, al menos ya está toda la "pandilla" completa...

Un chico se acercó a ella y le habló al oído interrumpiendo su atención de mí, Cami asintió rápidamente mientras el chico "disimuladamente" deslizaba su mano por el brazo desnudo de Cami, cuando alejó su rostro de ella se quedó a su lado y él pasó su mano por la cintura de ella.

No lo soporté y me puse de pie antes de que Cami continuara hablándome. Arrastré la silla y me alejé a grandes zancadas de la mesa.

De nuevo estaba fuera del salón de fiesta y por fortuna estaba solo, bueno a excepción del guardia que estaba vigilando el estacionamiento pero técnicamente estaba solo. Hasta que llegó Alix, por supuesto.

Ella igual de inteligente que siempre se quedó ahí a mi lado hasta que logré tranquilizar mi furia de haber visto a ese chico tocar a Cami frente a mis ojos. Tuve que tomar muchas respiraciones y contar hasta mil como diez veces para calmarme. Una vez que lo estuve empecé a hablar.

—No puedo Alix —le dije y ella me vio con sus grandes ojos cafés—. No puedo más. La quiero, la quiero de una forma que me intoxica el alma. Para mí sería más fácil que arrojaran mi cuerpo en acido a verla con otro chico. Quería estar aquí hoy para verla en su día especial pero no puedo. La perdí cuando tuve la oportunidad y la perderé hoy también.

—Tenía 13 años y tú 18 —me dijo—. No era el mejor momento para ninguno de los dos —hablaba de una forma tranquilizadora—. Estoy segura que puedes intentar conquistarla, de nuevo. No has perdido nada aún.

Me quedé en silencio viéndola. Su cabello dorado brillaba con las luces del estacionamiento, en sus ojos había felicidad y en sus palabras verdad.

—Ojala lo mío fuera tan fácil como fue lo tuyo con Ethan —susurré derrotado—. Sólo tres años de diferencia y con familias tan cercanas que ya habían predicho su noviazgo desde su nacimiento —ella negó con una sonrisa en el rostro.

—Sólo digo que no pierdes nada con intentarlo pero si no lo intentas entonces lo perderás todo.

Y dicho eso se dio media vuelta y entró al salón.

Me quedé unos minutos debatiéndome entre salir de ahí o volver a entrar. Mientras pensaba en ello escuché que la música empezó disminuir de volumen y alguien empezó a hablar por un micrófono. Entré deprisa. El DJ les pedía a todos que tomaran asientos porque la hora había llegado. Le pidió a Cami que caminara al centro de la pista.

Love me baby (KMB #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora