Las gemelas habían salido muy parecidas a Alix a excepción del cabello que en lugar de ser rubio había salido café igual al de su papá, pero en general las dos niñas eran idénticas a su hermana mayor, cuando esta era una bebé.

Alissa y Adrián habían insistido en llamar a las gemelas con aquellos nombres, eran bonitos, tenían un significado especial para Alix y además empezaban con “A”, ambos. Mi novia no se había opuesto aunque se había jurado que sus nombres no llevarían aquella letra. Aún recuerdo sus palabras cuando habían registrado a sus hermanitas.

Tenemos que tener un hijo primero —había dicho sin despegar la vista de las bebés—. Se llamará Nathan así que no dejes que ningunos de nuestros familiares nos ganen el nombre.

La felicidad que había experimentado en ese momento seguía estando intacta hasta le fecha, dos años después. Que ella se hubiera imaginado una vida conmigo en donde tuviéramos hijos me había hecho inmensamente feliz.

—¿Estás imaginándote de nuevo una vida juntos? —me preguntó mi novia con una sonrisa.

—Me leíste el pensamiento —le susurré.

—No se pongan cariñosos frente a las niñas, ¿Qué ejemplo quieren darles? —nos preguntó Cam cubriéndole los ojos a las gemelas.

—Son mis enanas —dijo Alix—. Y serán igual de precoces que yo —se encogió de hombros.

—Estoy seguro que tú padre querrá otra cosa —dijo mamá entrando a la sala. Papá estaba justo detrás de ella cargando su bolso y su abrigo.

—Pobre de mi tío —dijo Cam—. Para lo sobreprotector que es y ahora con otras dos niñas a quienes celar —chasqueó la lengua—. Por suerte papá ya lo aceptó.

Cuando volteé a verlo, papá tenía un tic en el ojo e intentaba quedarse callado, desde luego, ya que mamá le estaba lanzando una de sus miradas. Estaba claro que no podía soportar que mi hermana tuviera un novio.

—Mejor vamos a preparar la cena —mamá lo tomó del brazo y empezó a empujarlo hacia la cocina. Cuando nos quedamos solos soltamos unas carcajadas.

Después de la cena llegaron Alissa y Adrián directo a nuestra casa sin haber bajado las maletas del auto ni nada, se apresuraron a avanzar hasta la sala para abrazar con cariño a sus tres hijas, minutos después de su amoroso encuentro estábamos todos en la sala escuchando sobre el viaje que habían tenido y a Adrián decir cómo había extrañado a sus niñas y que no quería perderse ningún minuto de su crecimiento. De ninguna de las tres.

—Papá, acéptalo, algún día las enanas crecerán y tendrás que ahuyentar a dos chicos al mismo tiempo —su burló Alix el mismo tiempo que le dedicaba una sonrisa tierna.

Adrián abrió los ojos y volteó a ver a mis padres.

—¿Qué están esperando? —les dijo—. Tengan dos hijos ahora mismo, tienen que tener a dos niños hombres. No le voy a entregar a mis hijas a unos chicos desconocidos.

—Oh, sí claro —habló mamá cruzándose de brazos—. ¿Quieres que los tenga en el próximo par de minutos o puedo esperar a mañana después del desayuno?

Todos soltamos carcajadas.

—Aunque podríamos empezar con los niños esta noche —le dijo papá a mamá con la intención de que toda la manzana se enterara de sus planes… amm, nocturnos.

—Por cierto —Alissa volteó a vernos a mi novia y a mí—. ¿Ustedes siguen siendo vírgenes?

Alix soltó un soplido.

Catch me baby (KMB Libro #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora