-¿Qué pasa papá? -pregunta Reese preocupada, mientras comenzamos a seguirlo.

Bruce no contesta.

-¿Va todo bien, Bruce? -pregunto yo esta vez. Es como si le hubiera dado un jodido ataque de pánico. No entiendo qué mierdas le pasa.

Llega hasta su despacho y saca la llave para abrir la puerta.

-No pasa nada. -murmura no muy convencido.- No sé quienes son, pero no me gusta nada esto, llamaré a la policía ahora mismo. -dice marcando el número en el teléfono fijo. Ni si quiera nos ha mirado a la cara. Es obvio que nos está mintiendo. No suelta la foto y las manos siguen temblándole.- Si me disculpáis, tengo que hacer unas llamadas, pero no os preocupéis, enseguida llegará la poli. -dice antes de cerrar la puerta del despacho sin darnos tiempo a contestar. Al otro lado se oye la llave girando, indicando que no solo nos acaba de cerrar la puerta en la cara, sino que encima ha puesto la llave para que no entremos.

-¿Qué mierdas...?

Las manos de Reese empujándome del pecho me interrumpen.

-¡Te había dicho que no le dijeras nada! -exclama.

-Aquí está pasando algo muy raro, Russell, y si tengo la oportunidad de obtener alguna puta pista no voy a quedarme de brazos cruzados. -respondo mirándola a los ojos. Esta parece tranquilizarse un poco, pero sé que sigue molesta.- Vámonos de aquí, no podemos hablar con esas cámaras enfocándonos. -digo mirando el artefacto del techo.

Reese no dice nada, pero comienza a caminar por el pasillo, volviendo a su habitación.

-La policía llegará en menos de diez minutos, Eros. ¿Y sabes lo que harán? -dice con ímpetu nada más cierro la puerta.- Mirar las grabaciones para ver cómo mierdas ha entrado en mi habitación para dejar la foto.

-¿Y qué?

-¡Que nosotros alteramos las grabaciones, estúpido! -exclama enfadada.

-¿Y como demonios quieres que sepan que hemos sido nosotros?

-¡¿Es que no ves la jodida televisión, Douglas?! -está alterada. Tiene los puños cerrados y creo que si su padre no estuviera encerrado en su despacho ya nos habría oído gritar.

-¡Perdona por haber vivido siempre en un jodido reformatorio! -le grito perdiendo los papeles.- ¡No todos somos tan listos como tú!

Esta se queda sosteniéndome la mirada, pero su expresión cambia y sus puños apretados se sueltan. Sus ojos están humedecidos. Parece que vaya a llorar.

Mierda.

-Joder, Russell, lo siento. -me disculpo acercándome a ella algo más relajado.

-Déjame. -dice dándose la vuelta. La he cagado.

-Eh, vamos, ven aquí. -digo rodeándola con mis brazos. Esta no me lo impide y hunde su rostro en mi pecho. Suspiro aliviado al ver que no me aparta y la estrecho contra mi.- Siento mucho haberte gritado.

Esta me mira a los ojos y absorbe los mocos antes de acariciar mi mejilla.

-No pasa nada. Es solo que hoy no está siendo uno de nuestros mejores días. -dice más tranquila.

-Esta siendo una puta mierda. -murmuro.

Esta ríe ligeramente por mi vocabulario, contagiándome la sonrisa.

-No me gusta discutir contigo. -digo quitándole un mechón de pelo para ponerlo detrás de su oreja.- Siento que el anónimo o Ariadna y Justin o quien mierdas sea está consiguiendo lo que quiere, y no me gusta nada. Estamos juntos en esto, Russell.

Mala influencia®  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora