Capítulo 25

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Louis se levantó en la mañana con fuertes dolores de cabeza y con muchas ganas de vomitar y, de hecho, vomitó. Por desgracia, Harry ya se había ido al trabajo cuando despertó con malestares pero, por otro lado, agradeció el que no estuviera ahí, de lo contrario, Harry le hubiese atormentado con que fuera al médico y se hubiese puesto muy pesado con cuidarle y no le iba a dejar hacer nada y, aunque estuviera en el trabajo, le hubiese llamado constatemente preguntando como estaba.

Ahora, estaba en la cama, recostandose un poco para que su dolor de cabeza pasara después de haberse tomado una pastilla, cuando sintió unas pisaditas acercandose a su habitación. Era Hayley que llegó a su habitación con sus piesitos descalzos y rascando sus ojitos para despertar un poco y después subir a la cama gigante, con ayuda de Louis ya que la cama era bastante alta para ella.

Louis sonrió y se la acostó horizontalmente en sus muslos, besando su cabecita. -Buenos días, mi princesita.- Saludó, besando su mejilla y enamorado de la carita tan bonita de su hija acabada de levantar tan parecida a la de Harry.

Hayley se acurrucó en el pecho de su padre, gustándole el calor tan familiar que desprendía. -Hola, papi- Susurró.

Louis abrazó a la niña, amando tenerla así tan pequeñita entre sus brazos. -Vamos a lavarte los dientes para ir a desayunar, cariño.-

Hayley asintió, todavía abrazada a Louis. -¿Papá?- La niña preguntó por Harry.

-En el trabajo, cariño.- Louis respondió, levantandose con Hayley en brazos pero se sintió mareado y paró en seco. -Hayley, amor, te voy bajar un momento ¿vale? papá se siente un poco mal.- Dijo bajando a Hayley.

Hayley se colocó delante de Louis, mirandolo con sus grandes ojos azules, llenos de preocupación, desde abajo. -¿Duele, papi?- Preguntó, cogiendo la mano de Louis.

Louis sonrió y se sentó en la cama de nuevo, aún cogiendo la manita de Hayley. -Me duele un poco la cabeza, chiquita, pero estoy bien, no te preocupes.- Le encantaba la manera en que su hija se preocupaba por él, a lo mejor lo hacía por instinto pero le gustaba.

Hayley subió sus brazos, indicandole a su padre que la subiera en sus piernas. Cuando estaba sobre las piernas de Louis, besó la cabeza de éste. -¿Ya pasó, papi?- Hayley solo imitaba lo que se sus padres hacían cuando a ella le dolía algo o se golpeaba sin querer.

Louis rió por lo adorable que era su hija. -Sí, preciosa, muchísimo mejor, gracias.- La verdad es que solo con un beso, ninguna herida o dolor se curaba pero, el dolor de cabeza de Louis, se pasó momentaneamente solo por ver la cara de satisfacción de Hayley, al saber que había "curado" a su padre.

Después de haberle lavado los dientes a Hayley, padre e hija bajaron a la cocina para preparar el desayuno.

-¿Qué quieres desayunar, preciosa?- Louis preguntó a Hayley después de dejarle en su silla e ir a buscar lo que necesitaría.

Hayley se lo pensó un momento. -Galleta.- Dijo sonriendo.

Louis sonrió para él mismo pero negó con la cabeza. -Hayley, sabes que no puedes comer galletas en las mañanas.-

Hayley hizo un puchero. -¿Por qué no, papi?-

-Hayley, porque no, cariño, no puedes comer dulce tan temprano, no es bueno para tu barriga. Si quieres galleta, tendrá que ser salada, ¿quieres una?- Sugirió.

Hayley se lo pensó. -Sí, galleta y leche.- Dijo de una manera graciosa, moviéndo sus manos, haciendo reír a Louis.

Louis abrió uno de los gabinetes y sacó un bote del que sacó tres galletas lo bastante grandes como para que Hayley se llenara y luego sacó el cartón de leche y le sirvió un vaso de leche, colocandoselo en frente de la niña en su silla.

Eres perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora