Capítulo 4

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Harry se despertó y el lado de la cama de Louis estaba vacío. No. Otra vez no. Louis llevaba varios días, incluso semanas sintiéndose mal, todas las mañanas se levantaba vomitando y últimamente no estaba de muy buen humor, todo le molestaba, no quería que nadie le tocara ni que le diejera nada. Harry estaba siendo paciente, pero le costaba. 

Harry se levantó de la cama para dirigirse al baño, se imaginó que Louis estaría vomitando como en las últimas semanas. Cuando entró, vió a un Louis agachado en frente de la tapa del váter, se agahó él también y empezó a sobarle la espalda muy despacio. -¿estás bien, mi amor? 

Louis no respondió, solo se quedó unos segundos más agachado para luego levantarse y lavarse los dientes. Harry estaba esperando que le contestara pero lo único que Louis hizó fue ignorarlo, hacer como si él no estuviera ahí. Louis salió de su habitación y se dirigió hacia la cocina, Harry iba detrás de él.

-Louis, cariño, yo no tengo la culpa de que estés enfermo- Dijo Harry ya cansado de que Louis no le respondiera y lo único que hiciera fuera ignorarlo, lo abrazó por la espalda pero Louis lo rechazó.

-Harry, dejame solo, me siento mal y no quiero tratarte mal- Contestó Louis mientras sacaba las cosas del armario de la cocina.

Era verad, Louis no quería tratar mal a Harry, pero estaba muy efermo y tenía la sospecha de porqué el estar enfermo. Louis creía que estaba esperando un bebé de Harry, no sabía como reaccionar a eso, lo estaba matando la idea de tener un bebé pero sobre todo la idea de que Harry no le quisiera más o le dejara siendo un padre soltero, pero primero había que enterarse si estaba o no embarazado.

-Ya lo estás haciendo, Louis, me levanté para saber cómo estabas, de hecho te pregunté cómo estabas pero lo único que hisciste fue ignorarme. - Comenzó Harry. -Mierda Lou, lo único que quiero es hacerte sentir bien pero si tú no me dejas no puedo. ¿Quieres que vayamos a un médico? ¿es eso lo que quieres? pues vamos, te aseguro que el más interasado que está en que tú te mejores soy yo, todas las mañanas voy al trabajo pensando en que  te dejo aquí en casa, solo, sin nadie e intento hacer mi trabajo lo más rápido que puedo para estar contigo. Yo no tengo a culpa de que estés enfermo, Louis, ¿la tengo?.- Preguntó Harry mientras movía con desesperación las manos.

-No Harry, no tienes la culpa y nunca he dicho que la tienes.- Respondió Louis casi arrastrando las palabras mientras tomaba un sorbo de té. 

-Haz lo que quieras, Louis.- Finalizó Harry para después dirigirse a su habitación. -Voy a vestirme para irme al trabajo, estaré arriba por si necesitas algo.- Harry se quedó esperando una respuesta de parte de Louis pero no lo hizo, rodó los ojos y siguió su camino hacia su habitación.

Louis se quedó pesando, Harry estaba muy enfadado y era por su culpa. La verdad es que Harry se enfada muy rápido, tanto que podía llegar a ser agresivo. Louis subió a la habitación y hablar con Harry. Cuando estuvo ahí se quedó parado en la puerta viendo cómo Harry se ponía sus pantalones, Harry ni siquiera había notado su presencia.

-Hazz...-Llamó para que Harry le viera. Harry acabó de ponerse los pantalones y miró hacia donde estaba Louis pero no hizo caso, lo ignoró como había hecho él esta mañana. Empezó a buscar una camisa en el armario sin prestarle atención a Louis. A Louis eso le dolió así que entró, fue hasta donde estaba Harry, le dió un abrazo por detrás y empezó a darle besitos pequeños y cortos en la espalda desnuda.

-Harry, mi amor, lo siento mucho, perdóname, de verdad que no quería hacerte sentir mal, ni tratarte mal, ni mucho menos que te enfadaras, no me gusta cuando estamos enfadado, Hazz. -Le dijo mientras dejaba descasar su cabeza en la espalda de Harry.

Al escuchar eso a Harry se le apareció una sonrisa enorme en la cara, dejó lo que estaba haciendo, se giró para ver a Louis, lo cogió por la cintura y lo alzó, a lo que Louis rió y enrredó, sus manos, en el cuello de Harry, y sus piernas, alrededor de la cintura de este. -Te quiero mucho, Lou, aunque seas un gruñón.- Louis le dió un golpe jugetón en el brazo por haberle dicho que era un gruñón.

Eres perfectoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora