d o s .

31.5K 1.8K 946
                                    

Ups! Tento obrázek porušuje naše pokyny k obsahu. Před publikováním ho, prosím, buď odstraň, nebo nahraď jiným.


Con pesadez, lentamente abro mis ojos para encontrarme con la cegadora luz del día entrando por la ventana.

Me estiro un poco y un ardor en mi pierna derecha hace que ahogue en un gemido de dolor.

Bajo mi vista y veo como mi pierna está vendada. Allí es cuando recuerdo lo que sucedió.

Me incorporo en mi lugar rápidamente intentando bajar de la camilla una vez que doy un vistazo a la improvisada enfermería.

Estoy sola.

Con todas mis fuerzas me aferro al colchón para dar un pequeño saltito y tocar el suelo primero con mi pie izquierdo y lentamente bajo el derecho.

Hago una mueca de dolor al sentir el peso de mi pierna recaer sobre él.

¿Dónde carajo estoy?

Me acerco un poco a la ventana y a través de las cortinas blancas casi transparentes veo lo que parece un vecindario. Veo a un grupo de gente en la calle y niños corriendo.

Arrastro mi pierna herida un poco más adelante para poder pararme más derecha sin quitar la vista de la ventana pero me sobresalto al oír un recipiente de metal chocando contra el piso.

Mierda. Fui yo.

Oigo unos pasos sobre la madera del piso de la casa y busco algo con lo que defenderme. Cualquier cosa.

Del suelo agarro unas cinco jeringas de las cuales ya sé que serán inútiles si son muchas personas pero al menos sé que no caeré sin dar pelea.

Levanto las jeringas sobre mi cabeza preparada para lo que venga cuando veo a dos hombres que aparecen en mi campo de vista.

Se quedan en el marco de la puerta al entender que es lo que trato de hacer.

Debe ser comiquisimo verme en esta situación. Renga de una pierna e intentando defenderme con cinco jeringas de mierda.

Intercambian miradas por menos de un segundo y uno da un paso adelante con las dos manos arriba mostrándome que no está armado.

─ Tranquila. ─ dice mirándome a los ojos. ─ No te haremos daño. ─ Lo observo por un minuto y quiero creerle. Su mirada me da tranquilidad, pero no lo sé. Al ver que no he bajado mi brazo da otro paso hacia mi dirección. ─ Soy Aaron, y él es el doctor Anderson. Él te ha curado.

Dirijo mi mirada al otro hombre que se encuentra en el mismo lugar y me regala una sonrisa igual a la de Aaron pero no me fio.

─ La bala ya no está dentro pero necesitas reposo, de otra manera no sanaras.

Aaron me pide permiso con la mirada para acercarse y cuando ya está lo suficientemente cerca estira su mano para que le entregue las jeringas.

─ Nadie quiere hacerte daño, si así lo quisiéramos te hubiéramos dejado fuera para que los mordedores acaben contigo o no te habríamos curado esa herida.

INNER SCARS (+18) DARYL DIXONKde žijí příběhy. Začni objevovat