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Las luces de la ciudad de Londres pasaban por la ventana. El clima afuera era frio y podía ver mi aliento dejando huella en la ventana. La mano de Harry tomaba la mía sobre el asiento de cuero trasero del taxi que habíamos tomado esa noche. Sentí a Harry masajear mis nudillos y besarlos unas cuantas veces en silencio; volteé hacia su rostro y sin que él se percatara pude ver cómo una gran sonrisa se dibujaba en el, me acerqué a su mejilla y deposite un pequeño beso que le hizo apretar los ojos sín abandonar la sonrisa que tenía, sólo haciéndola más grande. Me acerqué a él y me recosté en su hombro y pude sentirle apoyar su cabeza contra la mía.

—¿Sabes algo? —lo escuché decir.

—Dime —contesté.

—El otro día, Louis me preguntó si sabía de que tamaño era tu dedo.

Fruncí el ceño sín que pudiese verme.

—¿A que debía esa pregunta?.

Escuché a Harry reír.

—No sé, tengo un mejor amigo bastante curioso creo yo —dijo.

—Es Louis —me limité a decir.

—Me hizo pensar... ¿Cómo demonios iba a pedirte que te casarás conmigo?.

Me mantuve en silencio. Harry apartó su cabeza de sobre la mía y me miró fijamente.

—Em...

Parecía querer decir algo pero no saber cómo decirlo. Lo miré a los ojos tratando descifrar de que se trataba.

—¿Qué pasa Harry?.

—Creo que yo... Ya ha llegado el... Debo... Quiero —se tropezó con las palabras.

Mi corazón latía a mil por hora, sentía la adrenalina correr por mi cuerpo.

—Dimelo de una vez Harry.

—Eres el amor de mi vida. No me imagino una vida sín tí. Quiero que ambos seamos felices, yo solo soy feliz cuando tú estas en mí vida y...

—Amo todo lo que estás diciendo Harry pero ¿Porqué tienes siempre que hablar mucho? —le interrumpí ansiosa.

Harry ahogó una risa, sonrió de lado y tomó mís manos. Las besó y mirándome a los ojos... El conductor del taxi nos interrumpió con su voz gruesa.

—Jóvenes, llegamos a su destino. No se olviden de pagarme, la otra vez llevé a una anciana y me dejó estos como pago —dijo el taxista mostrándonos una prótesis dental. Harry y yo hicimos caras de asco instantáneamente—. Dijo que su marido recién había muerto de un paro al corazón y estos bebés sólo tienen 35 años de uso... ¿No les interesa? —ofreció.

Ví a Harry ver por la ventana asegurándose de que habíamos llegado a mí casa y buscar en el bolsillo la cantidad de billetes que mostraba el contador de el taxi.

—Tome —extendió los billetes al señor—. Quédese con el cambio —dijo tomándome de la mano para que saliéramos del automóvil.

—¡Esperen, esperen! ¿Están seguros de que no están interesados? —insistió. Harry me dió una mirada y salimos de el auto sín responder.

Woman || h.s.  (Completa/En Edición).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora