MADEA

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Despertar en una camilla dentro del área médica no es el lugar más extraño en el que alguna vez aparecí sin saberlo, Dios y yo sabíamos que mi pasado estaba lleno de manchas sin poder borrar y lagunas mentales que eran mejor no llenar

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Despertar en una camilla dentro del área médica no es el lugar más extraño en el que alguna vez aparecí sin saberlo, Dios y yo sabíamos que mi pasado estaba lleno de manchas sin poder borrar y lagunas mentales que eran mejor no llenar.

No hubo confusión cuando una doctora apareció diciendo que había sido anestesiada para una cirugía por la herida en mi espalda, tampoco hubo mucho dolor físico, lo único que sentí fue desesperación por salir del lugar, y decepción por mi mejor amiga. Andreta no se presentó en ningún momento a verme, esperé pacientemente tres días a que hiciera su gran entrada en la que ambas pediríamos perdón por nuestra pasada discusión, como solíamos hacer todo el tiempo.

Pero eso nunca llegó, ella nunca llegó.

Lo que si llegó a mi, fueron noticias de las aventuras que tuvo en el bosque con su nuevo prometido, escuché rumores de que esta misma noche se llevaría a cabo un gran banquete para celebrar la unión de ambos, una que comenzaban a aceptar, decían que no había pareja más dichosa, y lo creí.

La única constante en los tres días de hospitalización fueron las visitas de Naegi, él me llevaba comida del gran comedor, él me contaba lo últimos cotilleos y me hacía compañía. Su presencia fue así de importante, que casi olvido la verdadera razón por la que acepté que me fuera a ver, yo le prometí a Andreta que encontraría una manera de romper su compromiso con Yves, pero a como estaban las cosas, ya no estaba segura de sí mi promesa importaba o si ella lo seguía deseando igual.

Cuando la doctora dijo muy a su pesar que ya me podía ir a mi habitación, casi doy un brinco de alegría, lo único que me detuvo fue su mirada de duda. Yo saldría de este lugar hoy mismo, y lo hice. Naegi pasó a recogerme por la tarde, y me llevó a los jardines, contrariando a la doctora Paters, ella lo habría abofeteado si lo hubiera visto, pero agradecí que hubiera sido así. Extrañaba el aire fresco, los colores fuertes de las flores bien cuidadas y el olor a césped recién cortado que solo podía ofrecerme el exterior. Después de tres días encerrada, el estéril olor de la sala de recuperación me podía hacer estornudar, si podía evitarlo, no me acercaría al área médica en toda mi estancia, o mi vida de ser necesario.

Naegi y yo nos sentamos en una bella banca blanca de mármol, era fría como un hielo, por lo que me hizo dar un brinco cuando la toqué, Naegi rió por un rato, pero se quitó la chaqueta y la puso sobre la banca para que yo pudiera sentarme cómodamente, fue inesperado, pero un amable gesto.

— ¿Habías estado en Letonia antes? — solté.

— Nunca.— rió ante mi expresión asombrada.— pero soy un hombre que viaja mucho, por ello no suelo sorprenderme tanto, he visto muchas cosas.

— Pero nada como Letonia.— afirmé orgullosa.

— Mmm...no, pero he visto mejores.

Él debió prever mi reacción, porque no estaba solo indignada, sino también un poco molesta. Y él se encontraba en la posición perfecta de quien sabe que la tormenta de acerca, y quiere enfrentarla.

The Royals © #PGP2020Where stories live. Discover now