ISAAC

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Recorrer los espaciosos pasillos del palacio St

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Recorrer los espaciosos pasillos del palacio St. Marine siempre me ha causado cierto placer, no porque tengan cierto prestigio, por ser de sangre noble ya estás dentro de la institución automaticamente, así que de prestigio nada. Pero los mejores dramas se llevan a cabo aquí o es el mejor lugar para escucharlos. Las personas salen de sus habitaciones gritándoles a sus parejas pidiendo un porqué a sus infidelidades, habían chicas llorando en las escaleras y esquinas entre cada cruce de pasillo, habían chicos golpeando paredes más reforzadas que un búnker sabiendo que lo arruinaron todo, y mi favorito: el amor prohibido que llegaba a su fin. Había miles de mucamas, guardias e incluso otros herederos con corazones rotos.
Era solo otro simple día en St. Marine, la escuela del drama real y donde las injusticias trabajan doble turno los trescientos sesenta y cinco días del año.

Y como cada día, era momento de hacer la ronda diaria para anotar nuevos dramas que contar después en el chismografo de la escuela. Yo tengo que actualizarla cada semana y tomó en serio esa responsabilidad, si alguien es la fuente de información más confiable en St. Marine soy yo. Muchos me llaman chismoso, yo me llama informativo... de cualquier manera vienen conmigo en algún punto para pedir información sobre algo. Solo hay una cosa en la que les he fallado a todos aquí, pero es un tema prácticamente imposible de saber: La elección de prometidos a cada heredero. Eso es algo que solo se sabe cuando te llaman los herederos para asignarte uno. Por lo general se te asigna a los quince años, cuando estás en la plena adolescencia en todo su apogeo, esa noticia es algo que o nos cae como un balde de agua fría o nos enciende más.
A muchos no les agrada que se les asigne una pareja, que se les diga con quien deben pasar el resto de su vida y compartir su reino. Eso sucede más con los chicos, las chicas tienen una pequeña competencia interna de quién es la mejor esposa/reina. Nosotros deberíamos tener algo por el estilo para no amargarnos la vida. Al menos Neels Vikander es feliz y yo también, a mi manera. Pero lo soy.

Un golpe un tanto brusco que sacó de mi ensimismamiento al empujarme contra la escalera de madera. Mis costillas dolieron al ser la primeras en ser golpeadas, pero solo duró un poco mientras que yo trataba de divisar a la persona que me lo había provocado. Esa persona ni siquiera trató de huir o esconderse, es más, parecía que lo había hecho a proposito.
La cara de Lilian Downley estaba completamente impasible. Si bien se conocía a esta chica por ser una de las menos femeninas y más bruscas, yo podía asegurar que así era, pero me resultaba agradable pasar el rato con ella y Vikander, ambos eran mis opciones para salir cuando Gideon estaba de guardia y Andreta arreglando su matrimonio con mi mejor amigo. Resulra traumatico pensar que mis personas favoritas estarán unidas por el matrimonio muy pronto.

— ¿Pero que demonios te sucede, Downley? — me quejé — ¿Quieres romperme todos los huesos o solo lanzarme de cabeza al piso de abajo?

No tuve que esperara demasiado para ver su sonrisa maliciosa en su rostro malvado. Mis lloriqueos le divertían más lo que debería hacerle a la gente común.

— ¿Te vas a poner a llorar, Lykaios? Mamá Krystal vendrá en camino.

— Deja a mi prometida en paz — bufé —. Y ella me cuida mejor que mi madre, para aclarar.

The Royals © #PGP2020Where stories live. Discover now