Capítulo 2

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Buenos días!! Por algún motivo que desconozco, al entrar en Wattpad he visto que se me había borrado de la historía los capítulos dos y tres. Voy a volver a subirlos y a intentar averiguar qué ha pasado... :S Perdón por las molestias!!

PD. Por si no lo sabéis, hoy subo el capítulo 4 :P

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CAPÍTULO 2

Una vez que Argus se hubo marchado, Elsa condujo a Gudrun por los pasillos del castillo. La chica continuaba sin mediar palabra. Por mucho que Elsa le preguntase, ella se limitaba a asentir o negar con la cabeza, y si la pregunta requería una respuesta larga, Gudrun simplemente no contestaba. La paciencia siempre había sido uno de los grandes dones de la reina de Arendelle, así que lo dejó estar por el momento.

“Es normal que esté tan callada,-se dijo-todo esto es nuevo para ella”

-He mandado que te preparen una habitación.-le comunicó a la joven-Les he dicho a las doncellas que enciendan la chimenea, pero claro… tú no la necesitas, ¿verdad?

Gudrun negó con la cabeza.

-Yo tampoco.-le sonrió Elsa-Aunque claro, supongo que eso ya lo intuías tú misma.

Cuando llegaron a la habitación destinada a Gudrun, Elsa abrió la puerta y la dejó pasar.

-Adelante. A partir de ahora, esta será tu habitación.

Gudrun entró despacio en la estancia y la observó con el detenimiento que la caracterizaba. Era una habitación grande, con amplios ventanales que dejaban pasar la luz a raudales. La decoración era de color burdeos, y una enorme cama con dosel constituía el plato fuerte de la habitación. En la chimenea, como Elsa había anunciado, el fuego crepitaba acogedoramente.

Elsa se quedó parada tras la chica, esperando alguna reacción por su parte. La chica continuó inmóvil. Parecía que estaba esperando a que Elsa hablara.

-¿Y bien? ¿Qué te parece? ¿Es de tu agrado?

Gudrun se giró hacia ella y asintió con la cabeza.

La reina se esperaba aquella contestación tan austera, pero aquella muchacha la confundía lo indecible.

-Bueno, en ese caso,-Elsa se frotó las manos mientras hablaba-te dejo descansar. Lo necesitas.

La chica inclinó la cabeza educadamente, en señal de agradecimiento, y Elsa salió de la habitación, cerrando la puerta tras ella.

Deshizo el camino recorrido por los largos pasillos del castillo en dirección a sus aposentos. Tenía que resolver unos cuantos asuntos ineludibles antes de descansar. En ocasiones su mente vagaba por parajes insólitos y se distraía, pero esta vez puso todo su empeño y fuerza de voluntad en que no ocurriese.

Entre otras cosas, había llegado una carta de las Islas del Sur. “Por enésima vez”, se dijo Elsa, con cansancio. Parecía que al príncipe Hans le costaba comprender que no obtendría el perdón de la reina de Arendelle ni de su hermana con epístolas insulsas. Ni bajo ningún concepto, en realidad. Anna le había dicho varias veces que no perdiese el tiempo contestando sus cartas, pero era su deber como reina y debía cumplirlo con diligencia.

-¡La reina no debería perder el tiempo con príncipes idiotas!-le había reprochado Anna entonces, medio en broma.

Elsa había sonreído y había continuado con la broma. Su hermana y ella había permanecido trece largos años separadas, trece años durante los cuales tanto la una como la otra había ansiado con todas sus fuerzas estar juntas, convivir, jugar como habían jugado antes de que todo se fuera a traste. Súbitamente, los pensamientos de Elsa se vieron dirigidos a Gudrun.

El poder del hielo (Primera Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora