Capítulo 3

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Hola de nuevo!! Aquí os vuelvo a dejar el capítulo 3. Perdón por las molestias, de verdad. No tengo ni idea de qué puede haber pasado... :/

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CAPÍTULO 3

 

El frío recorría el cuerpo de Elsa mientras corría. Sentía como sus músculos se iban entumeciendo a medida que penetraba cada vez más en la tormenta, a medida que el furioso viento glacial que sacudía su ropa la congelaba cada vez más. Ella nunca había experimentado el frío, así que aquello era algo nuevo para ella.

Y no le estaba gustando.

Sin embargo, podía aguantar con el frío físico. No era él el que la hacía temblar entre tiritonas, ni tampoco era el frío de su cuerpo el culpable de que se sintiera como si fuera a morir de dolor en cualquier momento.

Era el frío de su corazón.

Sentía como si una garra helada de uñas afiladas se clavase en su pecho, retorciéndole el corazón y congelándoselo gradualmente. Aquel dolor fuerte y penetrante la hacía llorar y sollozar y, a su vez, las lágrimas se le congelaban en las mejillas, añadiendo así un dolor adicional. Avanzaba a través de la ventisca, buscando una salida, un lugar caliente que le devolviese la calidez a su cuerpo y a su maltrecho corazón.

Y, entonces, cuando ya estaba a punto de desfallecer, lo vio. No fue más que un destello fugaz. Al principio pensó que era una alucinación creada por su mente, que se aferraba desesperadamente a cualquier recuerdo cálido que habitase en ella, pero después entrecerró los ojos para tratar de ver mejor y, efectivamente, pudo observar una figura que se recortaba en la lejanía. Reconoció a Anna en aquella figura, lo cual la hizo sonreír e instar a sus pies medio congelados que se dieran más prisa. Corrió todo lo rápido que su cuerpo entumecido y dolorido le permitía, gritando el nombre de Anna a medida que se acercaba más a ella. Pero las palabras se le congelaban en la garganta. Cuando llegó junto a la figura de su hermana, la garra helada oprimió su corazón con más fuerza y la obligó a detenerse abruptamente.

Era una estatua de hielo. Una estatua de hielo de Anna, para ser más exactos. Tenía los brazos levantados sobre la cabeza, como si tratara de protegerse de algo. En su rostro había una horrible mueca de terror, como si lo último que sus ojos hubiesen visto fuese la cosa más horrible y aterradora del mundo.

Elsa sabía qué era aquello que había visto.

Un monstruo.

A ella.

Gritó el nombre de Anna, abrazó la estatua con desesperación, aunque algo en su interior le decía que ya nada podría salvarla. Las lágrimas fluían de sus ojos en una afanada carrera que nunca llegaban a terminar, pues se congelaban a medio camino.

Pero a Elsa no le importaba. Nada le importaba ya, en realidad. Lo único que sentía en aquellos instantes era el dolor desgarrándole el pecho, y los gritos que ella misma emitía con su propio llanto. No supo cuánto tiempo estuvo abrazada a aquel bloque de hielo que antaño había sido su hermana, tratando desesperadamente de infundirle un poco de calor, calor que había salido de ella hacía mucho tiempo. ¿Cómo iba a darle calor alguien tan frío? Fue entonces cuando se percató por primera vez de la figura que se arrodillaba en el suelo, entre sollozos, y con la vista baja. Se aferraba a los pies de Anna con la misma desesperación salvaje que sentía ella.

-¿Kristoff?-susurró, reconociéndolo por fin.

El chico levantó la cara y le devolvió una mirada anegada en lágrimas y llena de rencor y resentimiento. Elsa se estremeció, pero esta vez, no de frío.

El poder del hielo (Primera Temporada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora