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  —Te quiero vestido formal para esta tarde, si te tardas te arrastré hasta el auto.

  Dió un vistazo sobre su hombro al chico amarrado al respaldo de la cama.

Los ojos del peli verde perdidos en el techo de la habitación, sus ojos perdidos sin brillo alguno que tanto los caracterizaban, rastros de lágrimas secas en su rostro grácil, y su labio roto con la mejilla roja y moretones esparcidos por su cuello y demás partes de su fino cuerpo.

Sometido a la fuerza, ese era el panorama que daba el joven esposo. Tomura no pudo ensanchar más su sonrisa engreída y superior por lo que consideraba una obra de arte. Una bella ave incapáz de volar sumida en la penumbra. Eso era Midoriya Izuku, un adorno en su mesa que adoraba y le pertenecía.

Volvió sobre sus pasos hasta llegar al lado de la cama donde su "esposo" se econtraba, agarró con firmeza su barbilla para que sus miradas se conectaran.

  —Oh cariño mío — su tono burlesco tiñe su voz— Estás hecho un desastre, bebé.

El apodo cariño prácticamente lo escupió con asco.

Deslizó sus dedos por debajo de la camisa que era la única prenda de vestir del menor, rasgada por la violencia de lo ocurrido la noche anterior logrando estremecer el cuerpo del oji esmeralda con temor.

  —  Escondelo, no quiero que mis socios pregunten cosas que no son de su incumbencia.

Aleja su tacto del cuerpo contrario haciendo que suelte un jadeo de dolor cuando su cuello trona por el brusco movimineto de su barbilla.

abandona la mansión con una sonrisa aterradora sin importar que su pareja se encuentre atado y herido,después de todo el dolor ajeno era su placer. Sobre todo de Midoriya, quien jamás podrá escapar de sus manos. 

º-º-º-º

Kirishima abre la puerta de la alcoba de su jefe una hora después de su partida, había llamado a Midoriya cuando llego pero los sirvientes le avisaron que el chico no bajó en toda la hora, estaban preocupados por él pero por miedo no se atrevian a ver que le ocurria.

Cuando la puerta fue abierta en su totalidad y con tan solo unos pasos dentro vió con rabia, enojo y una profunda tristeza al amable hombre amrrado a la cama mientra sollozaba en silencio, sólo en la habitación. Su corazón se rompió un poco más cuando alzó la mirada suplicante. No era la primera vez que veía algo así, muchas veces encontró a Midoriya en situaciones peores , humillantes ,con ojos perdidos y llorando con desconsuelo.

Sus puños se apretaron hasta que sus nudilos se volvieron blancos. 

Otra vez ese hombre despreciable y ruín se atrevía a hacer algo tan cruel e inhumano con la persona más bondadosa que conocia, con un corazón tan grande y rodiado por tanta maldad. La luz siendo manchada por la oscuridad. Y el no podía hacer absolutamente nada, siendo que era el guardaespalda de Midoriya era incapaz de protegerlo de su jefe.

Desató el nudo de la corbata que mantenía preso al chico roto,con cuidado para no dañar su cuerpo marchito. Lo acunó en su pecho mientra el se aferraba de su camisa de lino y a pasos lentos se dirigió al baño para limpiarlo de los rastro de sangre seca, lágrimas y semen en sus muslos.

  — Gracias  — su voz rasposa y quebradiza se filtró por sus oídos— Muchas gracias Kirisima.

No contestó para no llorar al ver un ángel caído indefenso en sus brazos. No podía sentirse mas miserable al saber otra vez, que había fracasado al proteger al de cabellos verdes en busca de calor y consuelo en sus brazos.




Ai ajuns la finalul capitolelor publicate.

⏰ Ultima actualizare: Jul 25, 2018 ⏰

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