Capítulo 44 | Palabras cálidas

Comenzar desde el principio
                                    

Porque él sabía hacerlo, y enseñarle a los demás también.

—Eh...—carraspeó bajando la mirada con incomodidad—, sé que estaba ido, poseído, o lo que sea que me haya pasado. Pero fui consciente de absolutamente todo.

Una sonrisa llena de cariño, apareció en la comisura de mis labios.

—Sí, lo dije. Y es verdad—confesé sin dejar de sonreír.

Curiosamente, en ese momento no sentí miedo a un rechazo o lo que fuera. La valentía se instaló en mí desde el segundo en que Noah dijo aquello.

Noah alzó sus ojos observándome detenidamente, intentando procesar mis palabras a su ritmo.

—Entonces, me quieres—dijo más afirmando que preguntando.

—No te quiero. Me encantas.

El castaño soltó una risa sin apartar sus ojos de los míos. Ver esa expresión de felicidad en su rostro, a pesar de todos los problemas, me hizo sentir una persona afortunada.

Afortunada de escuchar una risa, la suya, antes de presenciar cualquier otro problema más grave.

—Eres maravillosa, Reese—susurró cerca de mí, sin dejar de sonreír—. Por estas cosas, me gustas.

—Y tú eres un milagro, Mr. Telepatía.

Noah sonrió más abiertamente.

—¿Y eso por qué?—preguntó curioso.

—Por aparecer en mi camino, por enseñarme a seguir luchando, cuando ya estaba harta de todo. Cuando...—suspiré—, cuando deseaba desaparecer y no sufrir más.

Sus fríos dedos se posaron en mi mentón, obligándome a mirarle.

—Te quiero Mrs. Telequinesis.

Iba a decirle lo mismo, otra vez, con toda la emoción del mundo, pero el sonido de unos quejidos de dolor, nos distrajo a ambos, enfocando nuestra atención en nuestra amiga.

April se levantó del suelo, y tambaleó algo mareada. Ambos nos levantamos con rapidez dirigiéndonos hacia ella. La cogí del brazo, sosteniéndola para que no se cayese. Y Noah la acarició el cabello con cariño.

—¿Estás bien?—inquirí.

Sus ojos verdes, más apagados de lo normal, y con un toque de confusión, me miraron a la vez que asentía con la cabeza.

—¿Dónde estamos?¿Qué pasó?

Noah y yo nos miramos, yo ladeando la cabeza, y él suspirando.

Noah y yo nos miramos, yo ladeando la cabeza, y él suspirando

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Narra Malcom

—¿Cuántas llevamos?—preguntó Sean entrando al coche detrás de mí.

—Cuatro—respondió Derek.

—Espero que sea suficiente—comentó Irina arrancando el coche de nuevo.

INEFABLE © 2018 (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora