- Veintiséis.



Vaya, sí que era joven. Había pensado que quizás andaba cerca de los treinta. ¿Cómo habría conseguido el cargo de secretario general tan rápido? Ahora sí que le parecía extraño no tutearlo. Steve se volteó hacia él durante unos segundos cuando él no dijo nada.



- ¿Sorprendido?


- Si, no creí que fueses tan joven.


- Vale, gracias - dijo de forma sarcástica el alfa negando con la cabeza levemente. Tony se sonrojó un poco, no había querido decir que se veía viejo.



- Me refiero a que... pensaba que tomaba más tiempo llegar a su puesto - trató de explicar algo
inquieto.



- Usualmente toma más tiempo pero yo me metí en el partido desde que entré en la universidad. Tony se dio cuenta de que tenía sus razones para ser tan egocéntrico como era. Tenía un gran peso sobre sus hombros teniendo sólo dos años más que él. Ni se imaginaba a él en dos años pudiendo estar en ese cargo político. Bueno, su vida era totalmente diferente y... era un omega. - Puedo llevarte a la casa de mi madre otra vez para que veas a Daisy - el omega parpadeó más de lo normal al escucharlo porque había olvidado que estaban hablando de eso.



- Si, cuando quieras.



***







El viaje no había sido tan terrible como se lo había imaginado Tony. Una vez que empezó a tutear al secretario no pudo volver a tratarlo de usted. Parece que eso le había agradado al Alfa porque habían podido mantener una conversación, dentro de todo normal, por un rato. Cuando el silencio volvió a reinar entre ellos el omega se puso a leer el libro que había llevado y cuando quiso acordar ya estaban entrando en Chicago.



Steve lo dejó en su casa pero le pidió que fuese a la tarde a la alcaldía porque iba a necesitarlo para que revisase sus e-mails. Dijo que tenía cosas atrasadas por haberse ido a Springfield y quería terminar pronto para que Lang no pudiese echárselo en cara. Tony asintió porque no le quedaba otra opción que hacerlo pero le habría gustado que le diese el resto del día libre porque estaba cansado.




A eso de las siete de la tarde llegó a la alcaldía. Buscó a Natasha pero no la encontró, probablemente ya se había ido como la mayoría de sus compañeras. Fue a preguntarle a Steve a
su oficina dónde quería que se instalara con su laptop y él respondió que podía quedarse allí. Se
sentó del otro lado del escritorio con su computadora como lo hacía todas las mañanas.
Pasaron las horas y Tony estaba que se dormía sentado del sueño que tenía así que tardaba
mucho más en contestar los correos. Además se habían multiplicado después de no haber abierto
la casilla de e-mail por un día. La mayoría eran de vecinos quejándose por algo o pidiendo tal o
cual cosa. Todos querían hablar con el alcalde pero el único mail público era el de Rogers, quien, como se suponía que era la mano derecha de Lang, podía responder por él. Y como él era su asistente los respondía porque el secretario no tenía tiempo para ello.





A eso de las nueve Steve le pidió que fuese a buscar algo de cenar así que se despejó un poco al salir a la calle. Cuando regresó el secretario sacó un vino tinto de su bodega. Siempre estaba llena así que Tony había pensado que no tomaba nunca nada.




- ¿Quieres? - le preguntó el alfa sacando dos copas de una repisa. El omega se sorprendió de que tuviese vajilla en la oficina.



- ¿Bebiendo en el trabajo? - frunció el ceño intentando burlarse de él pero Steve sólo se encogió de hombros.


Asistente [Omegaverse] [VERSIÓN STONY O ADAPTAPLAGIO O COMO QUIERAN LLAMARLO] Where stories live. Discover now