Capítulo 31: Mensajes, Sentimientos.

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—Así es señorita —Dice —Así es...

Lo observe y el hizo lo mismo, tenía tantas ganas de abrazarlo y decirle que sentía mucho haberlo lastimado.

—Liam...yo...

—No te preocupes —Sonríe con tristeza —Está todo bien.

—Eso no bobo —Miento —Te iba a decir que si ¿Podrías llevarme a mi casa? Me duele mucho el tobillo.

— ¿Trajiste tu auto? —Asentí —Bien, te cargare hasta tu auto y conduciré hacia tu casa —Dice mientras me carga en sus brazos.

Me llevo hacia mi auto, el cual no lo había parqueado tan lejos de donde nos encontrábamos, me sentó en el asiento copiloto y me puso el cinturón. Saque las llaves de mi bolso y se las di.

El camino a casa fue en completo silencio, me sentía algo incomoda, no tenía tema de conversa

—Y entonces... ¿Te gusta el pan? —Le pregunto.

—Sí —Responde sin sacar la mirada de en frente.

— ¿Qué más te gusta?

Se quedó callado por unos largos segundos, estaba esperando que me diga Tú, tú me gustas.

—El helado de chocolate.

— ¿Solo eso?

—Si —Afirmo —Solo eso.

Su respuesta no era la que esperaba.

Sentí como que todo se quedara en pausa, como que esas palabras fueran un tipo de bomba y en este caso, el objetivo era destruirme.

—Comprendo.

Llegamos a mi casa, me deshice del cinturón y él se acercó cogiéndome en sus brazos nuevamente para adentrarme a mi casa, abrí la puerta y él me coloco en el mueble con mucho cuidado.

Extrañaba que se preocupara por mí. En realidad extrañaba todo de Liam Smith.

—Bueno —Dice con nerviosismo —Creo que debería irme —Comienza abrir la puerta.

No quería que se vaya.

—Espera —Voltea a verme —No te vayas aún.

—Peyton

¿Peyton? Hace demasiado tiempo que no me decía así.

— ¿Qué?

— Pero que grosera —Me dice mientras sonríe — ¿Enserio quieres que me quede?

—Sí lerdo.

Cierra la puerta y se sienta junto a mí.

—Y... ¿Cómo has estado?

Extrañándote.

— ¿Bien y tú?

—Bien —Responde

—Genial.

Tenía una manera fría y cortante a la vez, no quería que las cosas quedaran siempre así.

— ¿Aún te duele? —Me pregunta mirando mi tobillo.

Asiento.

—Debería ir por un poco de hielo.

—No creo que el hielo quite el dolor.

Levantó la mirada.

— Y... ¿Te gusta el pan? —Me pregunta, lo observo y luego de unos segundos me río y él hace lo mismo.

Entre Dos MundosWhere stories live. Discover now