Parte 18

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Raíces de naranjo

Empezar una frase y despertarse a la mañana tienen en común la forma de construir. La vida no tiene precisión matemática; se parece a la poesía de la infinita combinación de palabras. Un adjetivo y una esquina son quiebre, son nuevo camino. ¡Ecuaciones irrefutables no me ataquen con sus valores fijos! Necesito la segunda opción de un sinónimo, un camino alternativo. No me sirven las raíces cuadradas en su ambición de llegar a ser irreductibles. Quiero raíces de naranjo y frutas dulces en mi boca. Quiero creer que tu amor no es exacto como una suma sino inacabable como un cuento que no podemos dejar de escribir.


Podría decirse...

Podría decirse que mis palabras son curvas, plumas azules que acarician. Parte mudable de una frase. Grano de arena que forma una playa. No determinan en forma tajante. Describen sensaciones eligiendo un camino entre miles igualmente válidos. Tus palabras son solemnes, viven en un entorno de formalidad que las ahoga y las limita a ser frío instrumento. Desfilan por las páginas de libros gordos vestidas de traje y corbata. No vibran con la musicalidad de sus sílabas. Ignoran la alegría de los colores y tiemblan de miedo si son juzgadas por estar en el lugar equivocado. No puedo entrar en silencio al claustro de las leyes. Prefiero surfear en un mar de palabras bajo el sol.

Raíces de NaranjoWhere stories live. Discover now