Una confesión

1 0 0
                                    

Era bastante tarde, tuve que pasar a una Gasolinera a llenar el tanque para no quedarnos a medio camino. Bueno, en realidad Daniel pago. Mientras el iba a pagar y yo tomaba la manguera para llenar el tanque, me di cuenta de que mis manos aún temblaban, traté de detenerlas, pero nada pasaba, seguía temblando. Daniel regreso con dos cafés y unos chocolates (vaya comida), y me dio a mi uno de los cafés y me invito a compartir los chocolates.

–No sabía cuanto querías así que traje esta bolsa para los dos.

–Gracias, son mis favoritos.

–¿En serio? ¡Vaya! Soy bueno adivinando estas cosas.

En realidad no, yo sabía que en una tarde en que le estaba explicando a Andrea unas tareas, el había pasado por la habitación justo en el momento en que le mencionaba que los Kisses eran mis chocolates favoritos.

–Supongo que si – le dije mientras me ofrecía unos chocolates, cuando levanté la mano para tomar unos, el temblor no me permitió tomarlos a la primera.

–Lo lamento tanto – dijo con la cabeza baja.

–Oye, no tienes que lamentarlo, yo fui quien quiso ir a buscarte, en cierta manera ya me habían advertido como era tu amigo Andrés, yo solo...

–El ya no es mi amigo ­– dijo en un tono tajante. – Ese maldito jamás te volverá a hacer nada, solo prométeme que no importando que, no vas a entrar en el colegio sola nuevamente. El tiene sus contactos y no quiero que te haga nada ¿De acuerdo? Prométemelo...

No sabía que decir, a que se refería con que "Tenia sus contactos" o que "No estuviera sola en el colegio"

–Promételo – dijo nuevamente mientras me miraba fijamente.

–Emmm... si... lo prometo. Pero tienes que explicarme ¿Qué esta pasando? ¿No entiendo porque él va contra mía?

–No es por ti, es solo que va a querer fastidiarme ahora que finalmente me le enfrenté, y verá las formas mas crueles de hacerlo.

–Sigo sin entender ¿Qué tengo que ver en eso?

Hubo un silencio, el vio hacia otro lado mientras se notaba que trataba de decirme algo, solo que no sabía cómo.

–Tu eres una debilidad para mí, yo... La pelea surgió porque estábamos hablando de Ana, pero luego el habló de ti, como si te conociera y yo simplemente no podía soportarlo, yo...El no puede hablar de ti así, no cuando no sabe cómo eres.

"¿Y tu si lo sabes?" pensé

–Pero, solo me defendiste, no es para tanto, digo, tu nunca me hablas y luego de nuestra charla me has evadido ¿No veo porque el me usa a mi para llegar a ti? Si yo no significo nada.

–No digas eso – dijo en voz baja. –No es cierto, tu eres increíble, eres alegre, paciente, dulce, y has hecho mucho mas de lo que otros han hecho por mí, tú eres todo, todo para... – se detuvo antes de decir de más, pero yo ya sabia dentro de mi lo que iba a decir. Mi corazón comenzó a palpitar, pero mi razón lo calmo.

"No puedes" fue lo que se me vino a la cabeza. Era cierto, no podía, uno, el era parte de mi trabajo, sería muy antiético hacerlo, y tomando en cuenta que yo le llevaba 12 años y el era menor de edad, tan siquiera pensar en la posibilidad era peligroso. Si sucedía algo entre nosotros y alguien se enteraba podía acabar presa. No iba a poner toda mi vida en riesgo por algo que no era seguro.

Sin embargo, mi corazón no dejo de palpitar.

–Bien, entonces seré mas cuidadosa – le dije mientras me ponía el casco y me subía a la Vespa. Entre mas pronto regresáramos a la mansión menor iba a ser el peligro de que esta noche acabara con algo que ambos nos podíamos arrepentir de hacer. 

Por siempre...Where stories live. Discover now