Siete

785 73 21
                                    

"No, es que de verdad, no entiendo porqué me estas preguntando todo esto, explicame".

"No, no es que desconfíe de vos, ¿no? pero solamente quiero como aclarar las cosas como fueron".

"¿Pero aclarar qué? No entiendo, Flor".

"Bueno, ¿viste que a mi me tocaba, eh, cuidar el bolso ayer? ¿Viste que yo me fui? Y después cuando volví... en el bolso había cien mil dólares y faltaban cinco mil".

"¿Vos me estás...? ¿Estás desconfiando demi?"

"No, no no, no".

"¿Me estás acusando a mide haber robado esa plata, Flor?"

"No, no, no, no, no, no, no te estoy acusando, solamente quiero saber que capaz vos viste algo?"

"No, no soy boluda, me lo estás diciendo porque pensas que yo robe..."

"No, no, no, Jazmín, era para saber si vos sabías..."



Jazmín no lo puede creer.

Se tomó su tiempo para ir al vestuario y tratar de calmarse, pero ahora, casi una hora después y mientras prepara una habitación (lo cual no es una tarea que le corresponda, para nada, pero prefirió eso a tener que seguir dando vueltas por la cocina), se da cuenta que sigue con el enojo intacto.

Por el momento, se conforma con desquitar un poco de ese enojo en una de las almohadas de la habitación. No le entra en la cabeza, no en realidad, que Flor pudiera pensar que ella sería capaz de algo así. Y si no es que lo piensa, entonces no puede entender tampoco que lo haya dejado implícito, como esperando que ella le confirme que no, no se había robado esos dólares.

No recuerda nunca haber estado así de enojada con Florencia. Está algo desacostumbrada a lidiar con ello, entonces, pero piensa que no viéndola por un par de días es un buen comienzo. Claro, sabe que eso es casi imposible. Como si el universo quisiera demostrarle exactamente cuan imposible eso es, Jazmín escucha el ruido de la llave electrónica que le da paso luego a la entrada de Flor.

Deja escapar una bocanada de aire molesta, porque no tiene ganas, de verdad que no. Flor entra con decisión, pero luego se detiene de golpe. Jazmín ve casi en cámara lenta como su cuerpo se encoje, retrayéndose en sí misma. Jazmín desearía no ser tan débil, no sentir su cuerpo pedirle a gritos que se acerque a Flor y la de un abrazo, una palanra de aliento, una caricia.

Sigue con lo suyo, terminando de hacer la cama. "Hmm". La escucha a Flor y se detiene, pero sigue dándole la espalda. "¿Podemos hablar?"

"No", responde, tajante. "No quiero hablar con vos ahora", le dice, aunque la voz le sale un cuarto menos de dura de lo que querría.

"Hmm. Jaz, yo no quise..."

"Flor, de verdad. No quiero hablar ahora. Estoy re caliente", le dice, porque es la verdad.

Flor deja de hablar, pero no se mueve. Se queda allí y la mira mientras Jazmín termina con la cama. Es frustrante, sentirla observar cada uno de sus movimientos con tanta precisión. Es frustrante porque a Jazmín le encanta cuando Flor le presta atención, cuando la mira, cuando casi pareciera que...se la quiere comer con la mirada.

Pero está tan enojada que no puede disfrutar de eso, no en ese momento. Y también le enoja eso, de toda la situación. "Flor, por favor, dejame terminar tranquila", le pide.

"No me voy a ir hasta que hablemos", le responde Flor casi desafiante, y a Jazmín eso le termina de colmar la paciencia.

Soltando las sábanas que acaba de limpiar para que caigan en el piso, Jazmín se permite también mostrarse desafiante. "Si no te vas, entonces me voy a ir yo", le dice y comienza a caminar. Flor se mueve tan rápido que Jazmín ni se da cuenta, pero de un momento a otro está justo enfrente suyo, cortándole el paso. Y muy cerca.

UniversosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora