Cuatro

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"Que si yo tuviera la plata, ¿no? y no tuviera que esperar los seis meses para heredar, ¿vos te escaparías conmigo?"

"No".

"¿No?"

"No".

"¿Por?"

"Porque no, Flor, porque yo no quiero escaparme con vos, ¿okey? Yo entiendo perfecto que vos, bueno, no me quieras sentar en una mesa y presentarme a tus amigos, así como Dani hizo con vos. Pero yo no me quiero escapar para que nadie sepa de vos y de mí. Yo no soy así".



"Jaz, hmm, Jaz, ¡espera!", le grita, alcanzándola justo cuando está por entrar al vestuario.

"No estoy enojada, Flor", le responde Jazmín, y su voz no denota enojo para nada, pero si una cierta frustración, algo de cansancio, un dejo de tristeza que a Flor le hace mal. La ve abrir la puerta y perderse de su vista y así se queda por varios segundos, hasta que parece volver a reaccionar y la sigue por la puerta.

Jazmín ya se sacó la chaqueta del uniforme y está usando esa remera blanca y cortita que hace que Flor no pueda hacer otra cosa que mirarle el abdomen. "No estoy enojada, Flor, de verdad", vuelve a decir Jazmín cuando la ve ahí parada, ignorando por completo que Flor se quedó colgada mirándola.

"No te quise ofender", le dice, nerviosa.

"Ya sé. Y no lo hiciste", le responde y su voz ahora se siente más cercana. Le regala una media sonrisa, pero todavía hay una tristeza que las envuelve y Flor no soporta más. Se acerca a Jazmín hasta quedar a solo unos pasos de distancia.

"Soy una cagona", admite.

Jazmín deja escapar una risa pequeña, afectuosa, pero Flor no puede evitar notar que no la contradice. "Yo entiendo que vos..." pero se detiene, pensando. "Yo no quiero que vos seas nada que no quieras ser. Y yo tampoco quiero ser algo que no quiero ser. Y a veces pasa, que...no sé. Pero no estoy enojada, y tampoco estoy ofendida".

"Yo no quise decir..."

"No importa, Flor, de verdad. Está todo bien. Fue un día largo. Me quisiera terminar de cambiar para irme a casa".

"Si, obvio, bueno", le responde Flor, quien igual siente que no está todo bien. Da dos pasos en la dirección de la puerta y se detiene. Ella tampoco quiere esconderse, no en realidad, pero es la única manera en que sabe manejarse ahora. Suspira, sintiendo la mirada de Jazmín en su nuca. Se da vuelta para poder mirarla otra vez.

"Lo que te dije hoy a la mañana es verdad. Hmm". Jazmín no le dice nada y Flor entiende que no sabe qué. Ella tampoco sabe que espera que le conteste. "Pienso un montón en todo lo que vivimos juntas", continúa, sin saber que es realmente a dónde quiere llegar. "Y a mí me encantaría irme a algún lado lindo con vos porque me encanta hacer cualquier cosa con vos. Y no me quiero escapar", dice, y no es del todo verdad.

"Flor..."

"O sí. Tenés razón. No me animo a..." se corta, sintiendo que está haciendo todo peor. Levanta el hombro con fuerza y chasquea los dedos tres veces y Jazmín se acerca y a Flor todo le da tanta vergüenza que termina de cortar la distancia entre ambas y la abraza, para así poder esconder su cara en el cuello de Jazmín y no tener que seguir con este desastre.

Jazmín la recibe con la suavidad que el movimiento inicial de Flor no tuvo y Flor apreta fuerte los ojos. Se quedan así por un largo tiempo, y Flor sabe que hay algo de injusto en buscar el consuelo de Jazmín en ese momento. Cuando se separan, las dos dan un paso atrás, sincronizadas. "Está todo bien", le vuelve a decir Jazmín. "Yo siempre voy ser tu amiga", continua. "Y lo que yo te dije antes también es verdad. Hay cosas que no podemos cambiar", termina, y es triste. Flor entiende que Jazmín no está enojada, ni ofendida, pero si está triste.

Jazmín le sonríe, una de esas sonrisas apretadas pero no por eso menos honestas que a veces le regala. Se acerca a ella y Flor sabe que le va a dejar un beso en la mejilla, de esos que le dejan una marca de rouge que Flor nunca quiere borrar. La besa con ruido, como siempre, y Flor tiene el presentimiento de que esta es la manera de Jazmín de mostrarle eso que se está perdiendo por no animarse a dar el salto.

Es un poco ese pensamiento, y el perfume de Jazmín que ahora la envuelve por completo, que impulsan a Flor a lanzarse hacia adelante y dejar su propio beso en la mejilla de Jazmín. Lo hace rápido, casi un contacto fantasma, y cuando se aleja, puede ver una mueca de sorpresa en la cara de Jazmín. Siempre es un triunfo para Flor lograr eso. Le sonríe con algo de timidez y Jazmín le devuelve el gesto.

Se siente mucho más valiente que hace un rato, en ese vestuario mal iluminado y en la cercanía de Jazmín. Vuelve a acercarse para dejarle otro beso allí, con una mano en el hombro de Jazmín y sus labios que esta vez prolongan el contacto por un largo rato, llenándose de la suavidad de la piel de Jazmín y tratando de dejar su propia marca.

Se aleja con cuidado hasta quedar frente a frente con Jazmín. Y porque cuando Florencia es impulsiva, también es valiente, se permite chocar su nariz contra la de Jazmín en un gesto tierno, dulce, y por sobre todo, íntimo, muy íntimo. Jazmín lo recibe con los ojos cerrados y una media sonrisa y Florencia siente como sus piernas le tiemblan. Vive en ese momento por unos cuantos segundos, tratando de borrar sus miedos aunque sea por un rato.

Jazmín abre los ojos y se comienza a alejar y entonces Flor entra en pánico. Porque quiere quedarse ahí un ratito más, en ese espacio que crearon de la nada misma, de la confusión y la tristeza y esas cosas que no se dicen pero que cada vez les pesan más. Se inclina otra vez y captura los labios de Jazmín entre los suyos por un segundo que le alcanza para limpiar todos sus miedos de un tirón.

Se aleja de ella y entonces el hechizo se rompe. Porque Florencia acaba de estamparle a Jazmín un beso en el medio de la boca y no está lista. No está lista, más allá de que su cuerpo le grite que vuelva a hacerlo. Que la bese otra vez y que la bese bien, como se besa a alguien que se quiere. El pánico vuelve a atacarla y esta vez es otro tipo de pánico, ese que conoce como el enemigo silencioso que es.

Jazmín la mira con una expresión en la cara que es indescifrable y por una vez Flor está aliviada de no saber que esconde detrás de sus ojos. Es irónico, lo que está por pasar, dado la charla que las llevó hasta este momento. "Me tengo que ir", le dice a Jazmín y luego lo hace, se va. Se escapa. Y lo hace sola, sin Jazmín. 

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