Tres

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"¿Por qué? No, no te vayas, Jaz, por favor, te necesito, necesito que te quedes acá conmigo..."

"Flor, no para no me hagas esto, te lo pido por favor".

"Por favor, quedate, por favor".

"No puedo quedarme".

"¿Por qué?"

"No me puedo quedar, de verdad te digo, no me la hagas difícil".



Jazmín grita el nombre de Flor hasta que la ve detenerse a mitad de cuadra. La cabeza le gira en diez mil direcciones hasta que la chica se da vuelta y deshace el camino que acababa de hacer para volver hasta donde Jazmín se encuentra parada. Están las dos llorando y es algo patético, sí. Jazmín no termina de entender cómo llegaron a ese punto, pero calcula que era inevitable.

"Necesito llamar a mi hermana y no tengo más batería..." empieza Flor, y Jazmín la nota peleando una guerra interna de la cual no puede participar.

"Vamos arriba", le contesta de inmediato. "Te presto el teléfono y te doy un poquito de agua".

El departamento de Jazmín ya está prácticamente vacío. Le golpea en el pecho, entrar con Flor y verlo así, de repente tan grande y tan frío. Le quedan los vasos, por lo menos, y Jazmín le tiene que servir agua de la canilla porque ya se llevaron la heladera. No hay sillas, así que su intención de invitar a Flor a sentarse se le muere en la punta de la lengua. Flor acepta el agua pero no la mira, y Jazmín tiene ganas de seguir llorando por varias horas más.

"Gracias", le dice con la voz chiquita y se deja caer en el piso, con la espalda contra la puerta. Jazmín se acerca hasta que puede ocupar un lugar en el piso a su lado. "No sé porqué vine", le admite Flor, y Jazmín ya lo sabe. La parte al medio verla así, con esa confusión y con todo el quilombo que tiene encima. Y esta vez no sabe qué decir.

Se quedan en silencio por varios minutos, mirando para adelante mientras Flor termina de tomar el agua. Cuando se la termina, apoya el vaso en el piso, del lado que no está ocupado por Jazmín. "Hago todo mal", admite Flor, y Jazmín no puede soportar el tono de derrota en su voz.

"No", le responde Jazmín, con la voz firme. No quiere que quede ningún lugar a dudas, aunque sabe que no va a alcanzar.

"Lo cagué a Dani. Decepcioné a todos..."

"A nadie decepcionaste, Florencia..."

"Ahora te pierdo a vos. Hmm", dice y mas lagrimas caen por su cara mientras su hombro se mueve de arriba abajo con violencia. Jazmín trata de tomarla entre sus brazos, pero le es imposible, así que opta por poner las manos sobre sus mejillas, tratándola con cuidado e indicándole sin decirlo que la mire.

"A mí nunca me vas a perder", le dice, porque es la verdad.

"Pero te vas", le responde, y también es la verdad. Jazmín no sabe que decir. "Te vas por mi culpa".

"No", dice Jazmín, otra vez con la voz firme. "Vos solo sos cosas lindas".

Flor deja escapar una risa irónica de sus labios y niega con la cabeza. "¿Entonces por qué te vas?"

"Sabés porque me voy".

"Pero no me casé", le responde Flor, y a Jazmín se le viene el mundo encima. Porque sabe que eso no cambia nada. A menos que eso cambie todo. No aparta sus manos de la carita de Flor mientras piensa, a mil por hora, con el corazón en la boca.

"¿Por qué no te casaste?" pregunta después de lo que parece una eternidad, con la voz cortita, y sin saber si tiene algún derecho a preguntar eso. Flor la mira, con los ojitos mojados y la boca abierta, vulnerable, y le entrega eso, ese pedacito de ella que se encuentra completamente abierta.

"No estoy enamorada de Dani", dice, y a Jazmín no la sorprende la admisión. "Y porque...no paro de pensar en vos". Y entonces las dos respiran al mismo tiempo. Jazmín no se anima ni a hablar, ni a moverse. "Sos lo primero en lo que pienso cuando me levanto y lo último que pienso antes de irme a dormir. Si estoy triste, te pienso y me tranquilizo. Si estoy contenta, te pienso porque quiero compartir todo lo lindo con vos. Estás en todos lados y no quiero que no estés. Te pienso porque te quiero. Y porque...es más que eso. Es más que eso. Sos lo más lindo que me pasó en la vida. Y sos...sos linda".

Y entonces Jazmín la besa.

Al momento que sus labios se tocan, se convierte en un beso hambriento. No hay tiempo para ningún tipo de delicadeza cuando Flor la recibe con la boca abierta y las manos en su pelo. Jazmín le muerde el labio, apaciguando luego con su lengua. Se besan fuerte y desprolijo y con tantas ganas que Jazmín le permite a sus dos manos recorrerle toda la espalda a Flor. Se concentra en la parte donde su piel esta al descubierto, y siente los escalofríos que sus caricias provocan en la piel de Flor.

Flor la muerde, fuerte, y Jazmín la siente inclinarse sobre ella, buscando estar más cerca. Y porque su cerebro ya no está al mando, Jazmín usa su agarre en la espalda de Flor y, con una mano sobre el piso, la empuja hasta que choca con las baldosas frías del departamento vacío. Flor deja escapar un ruido lleno de sorpresa, pero no pierde tiempo en tomarla de los brazos para acomodar a Jazmín arriba de ella.

Se besan con tanta fuerza que Jazmín piensa que están a punto de empezar un incendio. Y que se queme todo, que se queme todo, piensa Jazmín mientras abandona la boca de Flor para dejarle besos en el cuello, usando su lengua para marcarla por siempre, porque eso que está pasando entre ellas tiene para largo. Flor deja escapar un gemido y la agarra del cuello para volverla a su boca. Pasa su lengua por los labios de Jazmín con un abandono que habla de deseo.

Se besan con las bocas abiertas y una mano de Jazmín termina enredada en un pedazo de tul del vestido de Flor y entonces se frena, por un segundo desconcertada. "Rompelo", le pide Flor, con la voz que no suena como la suya y los ojos oscuros. "Rompelo todo, hacelo mierda", le dice, y mueve sus caderas hacia adelante para que choquen contra las de Jazmín. Entonces Jazmín tira de la tela hasta que se desprende del vestido y se vuelven a besar.

Y tira de otro pedazo, y del cinturón, y esas perlas que acompañan el diseño chocan contra el piso y se escapan por todos lados y no se dejan de besar. No se dejan de besar, ni de tocar, en el piso del departamento vacío de Jazmín.

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