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Ame no recordaba cuando fue la última vez que tuvo ropa limpia y una ducha decente, sin el temor en la piel de que debían enfrentarse a un nuevo peligro. 

De hecho, en cuanto el agua hizo contacto con su piel, lo recordó. Fue cuando aún vivía en el Área, hace algunas semanas.

Deseó tener un simple reloj o algún tipo de diario donde llevar la cuenta de los días, solo sentía que había pasado al menos un año y su cuerpo necesitaba descansar el doble. 

El guardia la había llevado a su primera parada, la cual fue la habitación de chicas. Era un cuarto considerablemente grande repleto de camas. Pudo notar que el grupo B ya estuvo ocupando el espacio, algunas se encontraban desordenadas y había ropa tirada en el suelo, aunque la cantidad de chicas no superaba a las camas disponibles. Debían ser unas doce o trece en total. Inmediatamente el guardia la encamino hacia un pasillo, que según comprendió, unía todo el área en la cual ellos tenían permitido deambular. No había ninguna habitación importante, claro estaba, solo tenían disponibles los cuartos, los baños, el comedor y un par de salas de ocio.

Finalmente la llevo a los baños comunitarios y le entrego una toalla y ropa cómoda. Ame sabia que mientras ella se bañaba, aquel hombre esperaba por ella en la puerta, y se tomo aun mas tiempo del necesario.

Se sentía extraña. 

Rara.

Bajo su mirada hacia su abdomen, donde una larga cicatriz blanquecina de unos diez centímetros iba desde su obligo hasta sus abdominales. Había una prueba, aquella escena en el Desierto fue totalmente real y su vida peligro durante unos minutos. Personas habían muerto. Mar había muerto. Pero inspecciono su cuerpo para no encontrar otro rastro que le indicara que habían hecho con ella durante esa tercera prueba, ni una marca o moretón, o un solo recuerdo. Solo una hoja en blanco.   

La realidad era, que Ame estaba harta de sus recuerdos. Ya sea que los pierda o los recupere, estaba ansiosa de darse la cabeza contra el piso y olvidar todo nuevamente. Pero aun mas odiaba, no saber que habían hecho con ella mientras no estaba consiente.

Abusada, esa era la palabra. 

Le quitaron sus recuerdos, y aparentemente, el control sobre su propio cuerpo también. 

Al salir de la ducha, se coloco la ropa que habían dejado para ella. Nada fuera de lo común, un par de tejanos y la primera remera que si le quedaba al cuerpo. Estaba colocándose sus calcetines cuando noto algo mas, una figurilla de madera que estaba debajo de todo. La cogió entre sus manos y la identifico al instante, Thomas se la había dado mientras se resguardaban de los truenos del Desierto. A pesar de estar limpia, la madera se había manchado de sangre y aquel color rojizo no podía quitarse.

Termino de vestirse y salio de los baños. El guardia que esperaba por ella revisaba algo en su tableta, y levanto la mirada al notar su presencia. 

Ame lo increpo—. ¿Quien trajo esto?—dijo, levantando el muñeco.

—Krauer dijo que lo dejaran para usted.

—¿Kauer?—repitió.

—El doctor Jon Krauer.

Max.

Ame no dijo nada mas y el guardia tampoco, metió el muñeco en el bolsillo de su pantalón. Con un gesto de cabeza, le indico que lo siguiera una vez mas. 

Ya a unos pasos podía oírse el griterío de lo que era un grupo de unos veinte o treinta adolescentes. Ame abrió las puertas dobles e ingreso en el comedor. Las distintas mesas estaban repletas de los sobrevivientes de ambos grupos, y con dolor noto que el numero había disminuido en ambos casos. Lentamente los tonos de voz bajaron, y de manera disimulada, todos tenían puesto un ojo en la persona que entro recientemente, ella.

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⏰ Última actualización: Feb 10, 2019 ⏰

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El Tiempo de las Mentiras Termino (The Maze Runner Fanfic #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora