Capítulo 2

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El auto giró con brusquedad en la esquina y se detuvo en el semáforo, el día estaba demasiado soleado, había pasado tanto tiempo recluido en su propia oficina a la luz de una lampara que la luz natural ahora era bastante molesta al punto de ser ligeramente intolerable y eso era un motivo para preocuparse, volvió la mirada a la radio del vehículo y tras meditarlo unos segundos terminó por apagarla con notable fastidio en la mirada, estaba completamente harto de escuchar las mismas canciones de la emisora, casi podía apostar que esa maldita sinfonía había sonado al menos cinco veces en el transcurso de la estación a su destino. Recargó el cuerpo en el espaldar del asiento aguardando que el semáforo se dignara a abrirle paso, casi parecía como si el tiempo conspirara para volverse mas lento justo en el instante que tenia mas prisa, el tiempo era un asunto delicado, no era como en décadas anteriores cuando el tiempo simplemente no le importaba, "épocas mas felices", negó nuevamente con la cabeza y torció las comisuras de los labios en una mueca parecida a una sonrisa nostálgica, no era tiempo de pensar en tonterías. Golpeaba con la yema de los dedos el volante tarareando la melodía de aquella canción que no podía sacarse de la cabeza, pero antes de que pudiese soltar una maldición el sonido de las bocinas de los autos tras el suyo lo trajo nuevamente a la realidad, era hora de ponerse en marcha. 

Tras transitar por varias calles finalmente dio con el recinto, una modesta tienda de café ubicada en las cercanías del campus universitario, era una pequeña área cuya principal población era constituida por los jóvenes universitarios que preferían vivir con sus compañeros en residencias o fraternidades antes de pasar un segundo mas en casa de sus padres, tras haber investigado un poco mas a fondo se había percatado de que tanto Ellis como Owens trabajaban en el lugar el cual definitivamente era un buen inicio para comenzar a atar el centenar de cabos sueltos. Al abrir la puerta la peste a café le llegó como una bofetada al rostro, el olor flotaba suavemente en el aire entremezclado con el aroma de los pastelillos recién horneados y los demás productos que preparaban para acompañar las bebidas, exceptuando la cajera el lugar se encontraba completamente vació, a esa hora de la mañana la mayoría de los clientes probablemente se encontraba en clase o disfrutando de un almuerzo algo que era una pequeña ventaja pues haber hecho preguntas con el lugar lleno hubiese sido bastante incomodo tanto para los trabajadores como para él, se acomodó el abrigo antes de acercarse al mostrador, inspeccionó los pastelillos pero se cohibió de comprar uno, estaba en servicio y no era momento para pensar en comida

-Bienvenido señor, ¿Puedo ofrecerle algo?- Graham levantó la vista de la vitrina para encontrarse con una muchacha morena que se había desplazado desde la caja con una pequeña libreta de pedidos en la mano

-En realidad si- Llevó la mano al interior del abrigo extrayendo la placa e identificación, se la enseñó durante un par de segundos antes de depositarla nuevamente en el bolsillo interior y proseguir con su asunto -Quisiera hacerle unas cuantas preguntas con respecto a Jeshua Ellis y  Drake Owens, si es posible.-

En un principio pareció algo confundida o mas bien intrigada por la inusual propuesta, puso una expresión pensativa mientras dejaba la libreta de lado y se acomodaba el delantal,la muchacha se veía bastante joven, quizás no tenia mas de 20 años, por su edad podría estar mas allegada a Owens que a Ellis, aunque prefirió ahorrarse especulaciones, bajó la mirada y leyó el nombre en prendedor de su delantal "Noelle", creía recordar ese nombre, quizás los padres de Owens lo habían mencionado durante su breve charla. Cuando volvió su atención ella ya había tomado su decisión luego de meditarlo unos breves instantes suspiró ligeramente resignada antes de acceder a contestar las preguntas. Noelle le hizo una seña con la cabeza para que se sentara en una de las sillas de la barra, seguramente seria una charla larga y agobiante por lo cual era mejor estar cómodos.

-Bien, estoy lista, supongo...- Se sirvió muy calmada un pequeño vaso de café de uno de los dispensadores automáticos y acto seguido tomó asiento junto a él, no parecía demasiado afectada por lo sucedido. El rubio dio varias preguntas sencillas, lo básico para conocer que tanto contacto tenia la muchacha con las victimas, aunque claramente no se refería a los muchachos con esa etiqueta, resultaba algo incomodo e incluso perturbador. 

We Are The Fallen - [Creepypastas OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora