¡Jennie!

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Aún escuchaba con ecos pero pude recuperar un poco la vista, incluso la nariz me sangraba y dolía a horrores, pero eso no me evitó el poder observar una figura lobuna blanca y enorme

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Aún escuchaba con ecos pero pude recuperar un poco la vista, incluso la nariz me sangraba y dolía a horrores, pero eso no me evitó el poder observar una figura lobuna blanca y enorme.

- ¿Jennie?.-Susurré mientras la observaba, pero no sabía bien si era ella-

Escuchaba gritos a eco, Irene tratando de defenderse mientras era atacada por el lobo. No quería que salga lastimada a pesar de lo que me hizo, no se lo merecía tampoco, pero algo en mí dijo que era su pelea y que no me debía entrometer.
De pronto ya no ví más una figura lobuna y allí se encontraba ella, con las mismas ropas que le presté las semanas anteriores y, wow, estaban muy impecables.

- Calma Jennie es solo un pequeño golp- -Tratró de hablar Irene pero por su tono veía que se encontraba nerviosa y desesperada. Tomó su cuello bruscamente y la azotó contra la pared en un intento de asfixiarla-

- ¡CIERRA LA PUTA BOCA!.-Exclamó molesta y luego suspiró pesadamente-

- No...fue... mi intención... lastimarla...

- ¿No fue tu intención uh? Irene, me dijiste que ibas a cuidarla, apoyarla en lo que sea, toda la mierda que me prometiste... pero aquí te veo, ¡valiendote con las tuyas maldita desgraciada!

- Es que eso...-Señaló mi cuaderno como pudo- Es dañino para ella, intenté destruirlo pero el golpe...

No podía creerlo ni en un millón de años. ¿Jennie e Irene se conocen? Jamás creería que Jennie se apareció en carne y hueso aquí, en la casa de Irene.
Me pareció recordar el haberle dicho que nunca más se me aparezca en la vida, ni aunque sea un solo segundo, pero ahora agradezco que este aquí junto a mí... juro que la extrañaba, no lo sé, su compañía era reconfortante y me hacia sentir como en casa. Raro ¿no? Apenas la conocí un día y me sentía tan viva cuando estaba a mi lado y mentiría si dijera que no he pensado en ella las veinticuatro horas de los siete días de la semana.

De un momento a otro ya me encontraba levantada y recuperada. Era ella, era Jennie.

Me acerqué con paso lento y tomé su hombro suavemente, su vista se posó en la mía mientras pasaba de un rostro furioso a uno relajado y contento junto con sus ojos, que al relajarse volvieron a ser azules y normales. Su sonrisa, oh Dios mío, su sonrisa hizo que mi corazón dejara de doler y mis mejillas adquieran un pequeño calorcito... no lo sé, me sentía muy rara cuando estaba a su lado.
Con paso lento aflojó su agarre a tal punto de dejar a Irene en el suelo tratando de tomar grandes bocanadas de aire y a su vez tosiendo fuertemente.

- Jennie...-Volteó y me sonrió. ¡Me sonrió!-

- Ji-

No lo dudé más. La abracé, como si fuera la primera vez que la veía en años, como si fuera mi familiar... como si no hubiera un mañana. Sus brazos eran demasiado cálidos para ser de carne y hueso. Mi cabeza se posó en su cuello e inhalé su embriagador aroma a vainilla mezclado con chocolate, sin duda era una droga viviente. Me sentía segura en sus brazos, que si algo me pasaba ella iba a ir al ataque y despedazar a los que me molestaban (aunque creo que ya lo hizo una vez) y si lloraba me iba a cargar en sus brazos hasta calmar mis llantos.

Me sentía bien a su lado.

Con pesadez nos separamos del abrazo y se dirigió a mi rostro, posando ambas manos en mis mejillas. Su mirada reflejaba preocupación pero con la mía pude decir que no se preocupara, que me encontraba más que bien.

- Hola Jisoo.-Saludó sonriente-

- Hola Jen.-Saludé felíz de verla otra vez- Escuchame, perdón por lo que pas-

- Shhh...-Dijo mientras su dedo se posaba en mis labios- No tienes nada de que disculparte cariño, ya pasó.

¿Cariño?... Sentía mis mejillas arder ante esa palabra y mi corazón bombeaba la sangre más rápido de lo normal, lo sentía dentro de mis venas.

- Ustedes... ¿ustedes se conocen?.-Preguntó Irene cuando recuperó su postura- No lo entiendo... t-tú... pensé que estabas delirando como-

- ¿Como papá? No. No estaba demente como crees que él estaba.

El simple hecho de que aborrezcan a nuestro padre me vuelve loca, me enoja muchísimo. Dicen que estaba loco solo por sus historias y actos, pero él no lo estaba y todos sus cuentos, o como la gente le decía "delirios", eran reales porque yo misma los presencié.
Mamá nunca le creía, tampoco mis dos hermanos, por eso siempre me gustaba estar con papá porque era una persona única e inteligente, aunque las personas nunca vieran ese lado de él siempre me lo mostraba a mi con historias, cuentos y relatos que te ponían la piel de gallina.

Siempre me contaba la misma historia de pequeña, era sobre el amor que un hombre lobo le tenía a una humana, algo así como Romeo y Julieta pero en versión lobo y humano con distintas características. Lo necesitaba mucho en mi vida, necesitaba a la persona que me crió con pensamientos libres y simples, necesitaba a mi padre lejos de ese lugar llamado "manicomio", pero ya era demasiado tarde para volverlo a ver.

- Todo lo que decía el cuaderno era verdad.-Dijo sorprendida mientras yo recogía el mismo y lo abrazaba como si fuera un peluche- El lobo gigante, las actitudes, los omegas y alfas... todo.

- ¿Qué tiene de importante ese cuaderno? ¿Hay algo que yo no sepa?.-Preguntó Jennie mientras me veía confusa-

- En este cuaderno está escrito lo que me vino pasando desde que llegaste Jen.-Expliqué- Y no quiero que nada le pase.

"Jen... me gusta ese apodo"

- ¿Puedo verlo?.-Pregunta inocente-

- ¡NO! digo no, no puedes verlo, lo siento Jennie.

- Como diga la princesa. Oh, tienes algo en tu rostro -Acto seguido se acercó a mi rostro, más bien su mano derecha, para limpiar la sangre que había en mi nariz y parte del labio superior-

La cercanía de nuestros rostros me ponía nerviosa, pero no de incomodidad. Podía escuchar su bella respiración y su aliento embriagador, al igual que su aroma. La observé a los ojos mientras estaba ocupada limpiando la sucia sangre seca que aún me quedaba allí. Sus ojos eran azules, pero a la vez grisáceos como los ojos de una persona ciega, pero con iris negro. Era una chica lobo muy bonita para ser de una leyenda.

- Listo princesa.-Su voz me sacó de mi trance. Estaba lamiendo la sangre que antes estaba en mi nariz- Eres tan deliciosa y bonita para ser real.

- Que asco.-Dijo Irene mientras hacia una mueca de vómito-

"Al fin pude volver a verte, princesa"

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The Princess and Her Wolf ;Jensoo G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora