Múltiple [L.S]

La paciencia condena a quién se enamora sin querer hacerlo.

DEDICACIONES: 

loupoison@LSWantsToBreakFree Girl_Boy02B-babycakessVanesaCastillo98-RYUJAMSAmelyLeBlancAlejandraLynch12

No quería entrar a ese grupo. Era solamente un montón de imbéciles que creen que su vida solamente era una mierda y se la iban a contar a una persona. Claro, como si a esa maldita persona le importara lo que le pasara a los demás. 

Su vida no era mierda, a decir verdad, su vida era estupenda. Tenía los amantes que ella quisiera, tenía una casa donde le daban todo sin pedirle nada a cambio, tenía un excelente físico que atraía muchos hombres sexys y una gran amiga como compañera de casa que le permitía hacer lo que quisiese.

―Georgiana es una mujer encantadora, verás que con el tiempo se volverán amigas. ―hablo la mujer mayor de cabello rizado mientras juntas subían las escaleras. 

Anne era gran Amiga de Georgiana desde la infancia, ambas cursaron la escuela juntas hasta la Universidad. Donde sus caminos se dividieron para seguir sus sueños. Georgina, estudio en la Universidad de Harvard "Psicología  y Psiquiatría" inaugurando su propio hospital psiquiátrico dieciséis años después, por otro lado. Anne Styles quedó embarazada en su segundo año de su carrera Universitaria y decidió dejar la escuela para cuidar a su primer y único hijo. Harry Styles. 

―Sin ofender, Anne. Pero, el hecho de que tu hijo visite la Casa de las risas no quiere decir que nosotros también. ―dijo sin sonar grosera. 

Anne soltó una risa al escuchar las ocurrencias de Harriet. ―No es la casa de las risas, Harriet. ―habló suave. ―Y nadie te está obligando a venir. 

La cara de Harriet fue de confusión.  

―Entonces... ¿puedo irme? ―preguntó deteniendo su andar al llegar a la puerta. 

―Claro que sí... ―contestó con una ancha sonrisa. Y Harriet planeo darse la vuelta para irse, hasta que volvió a escuchar a la castaña. ―Pero aquí hay muchos chicos guapos y pensé que tal vez por cortesía, te gustaría quedarte. 

Y tocó la  puerta. 

A los segundos. Una mujer rubia abrió la puerta, pareció reconocer a su acompañante ya que ambas se saludaron con un largo y fuerte. 

―Amiga, hace años que no te veo, ¿dime qué fue de ti en la Universidad? . ― habló la mujer de cabello rubio y la sonrisa de Anne desapareció. 

―T-te presento a Harriet. ―señalo a la rizada quien inmediato fingio una sonrisa. 

La rubia le regaló una sonrisa. ―¿Es tu hija? 

Harriet y Anne se voltearon a ver con los ojos demasiados abiertos. 

―N-no... Si... Bueno, pensé que habías leído el mensaje. ―intento explicar Anne con nerviosismo. 

Vieja estupida. Pensó Harriet. 

―Ohhh... Si claro. Lo lamento. ―se rasco con incomodidad la cabeza. ―Pero pasen, no sean timidas. Te estábamos esperando. ―miró a Harriet y sonrió, invitandolas a entrar.