Capítulo XVIII

1.7K 168 78
                                    




Razón.




Recuperar la consciencia de a poco fue difícil, lo único que podía repetir en mi cabeza era su nombre, Louis. Necesitaba algo que me atará a la realidad, algo que me sostenga para no perderme, e imaginar su rostro era lo único que me ayudó a pasar nuevamente por ese infierno.


No podía mover ni un músculo de mi cuerpo, ni siquiera era capaz de ver lo que estaba delante mío o de ver lo que había a mi alrededor. Solo hasta que oí su nombre de otros labios me hizo darme cuenta de otra presencia en la habitación.


Mi hermana. Al verla recordé con más fuerza a Louis, él me esperaba, pero no podía ni levantar mi cabeza, sin embargo sus palabras me alentaron a mejorarme, debía recuperarme para poder verlo, quería tanto abrazarlo.


Sin embargo, me tomó más tiempo del que esperé poder mover mis extremidades y caminar sin sentir que las piernas se me rompieran. No obstante, Louis no llegaba, lo esperaba con ansias y mi hermana solo me ponía excusas sobre su llegada o me evitaba.


Cada cosa que veía me hacia pensar en él, si veía mi cama pensaba en él, si veía mi celular pensaba en él, si veía el piso pensaba en él, en cualquier momento voy a ver la puerta del baño y pensaré en él.


Me volveré loco.


Y aunque habían personas que me ayudaban en mi tratamiento, ninguno de ellos podía hacer que yo deje de sentirme como la mierda. Solo había una persona que podía hacerme sentir mejor, pero no estaba conmigo.


Los días no dejaban de pasar mientras yo me quedaba mirando la puerta de mi habitación o el reloj, quería recuperar la movilidad completa de mi cuerpo para irlo a buscar yo mismo. Sabía que no debía haber esperado que mi hermana lo trajera.


Pero no podía llamar a nadie más, solo mi hermana lo conoce, y no quería que su existencia sea algo que se sepa, no hasta que pueda solucionar el problema con mi madre y también tendría que hablar con mi padre al respecto, sin embargo no sabía como abordar el tema con él o donde estará.


Sus ausencias en casa fueron tan notorias, pasando años sin verlo, si de pequeño no me hubieran mostrado su foto ni lo hubiera reconocido teniéndolo en mi delante. No recuerdo los momentos que pasamos juntos, aun cuando viajaba con él, después se perdía y era difícil encontrarlo. Las casas que compraba eran demasiado grandes.


Actualmente eso no me afecta, lo que si me afecta es Louis y saber si se opondrá o por lo menos no intentará separarnos, después puede perderse de nuevo, ojalá mi madre podría irse a otro lado. Aunque ahora que lo pienso, podríamos ser Louis y yo los que nos perdamos en el fin del mundo.


Eso no suena mal, solo los dos en un lugar paradisíaco, definitivamente fue lo mejor que se me ha ocurrido hasta ahora, y hubiera seguido planeando nuestro viaje si mi celular no sonará tan persistentemente.


—Hola —contesté activando el altavoz, lo cual no supe si agradecer al escuchar los estruendosos gritos al otro lado.


—¡¿Qué le hiciste a Louis?! ¡¿Por qué no te veo a su lado en el hospital?! ¡Dame tu dirección de inmediato para ir a traerte a patadas!


—¿Quién habla? —pregunté confundido al no reconocer la voz y no entender a lo que se refería—. Espere, ¿Louis está en el hospital?


—¡Y tu hermana está por llevárselo a otro hospital! ¡Ya podrías estar apareciendo ahora mismo! ¡Y por tu bien espero que así sea porque sino...! —La llamada se cortó al oír más gritos por el fondo.


Pobre Chico. |Larry Stylinson|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora