El último golpe

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Steve llegó supremamente cansado. Había pasado gran parte de la mañana en las oficinas de la torre vengadores, y ahora estaba de regreso en el piso común.

Al ingresar, encontró a Peter sentado en la barra, realizando sus deberes académicos. Planeaba pasar desapercibido y dirigirse al lugar donde solía pasar sus momentos de soledad, pero, el menor notado sus intenciones y utilizando sus deberes como excusa. Le llamó, sacando un suspiro del mayor.

—hola Peter— saludo el rubio, mientras se acercaba al menor.

—hola, Steve... Tu, podrías ayudarme con esto, por favor— pidió, mientras señalaba su cuaderno.

Steve se fijó que no era nada complejo, solo ecuaciones, factorizaciones, y problemas de aplicación, temas que manejaba y conocía perfectamente.

Para Peter era supremamente sencillo resolver aquellos ejercicios, pero quería estar junto a Steve. Había notado que Steve parecía feliz cuando estaba con él, y era recíproco, pues con Steve sentía cosas que no sentía junto a Tony. Tony era libertad, era entendimiento, similitud, complicidad y aprendizaje. Steve era cariño, era consejo, cuidado, dedicación, calor, compresión y preocupación.

Tony desde que lo adoptó, siempre había fungido como su padre, de eso no había duda, pero habían cosas que como figura paterna no podía darle, y ahí era donde entraba Steve, quien compensaba las falencias de su padre, y quien, además de todo lo anterior, siempre sacaba un poco de su tiempo, para regalárselo desinteresadamente.

Steve suspiró, antes de tomar asiento a su lado, y con paciencia, dedicación y cariño, le explicó de la manera más clara, la forma rápida de solucionarlo y de comprobar que fuese correcto.

Y Peter, miró con asombro, como el mayor se desenvolvía hábilmente dentro de aquel campo que aún se le hacia un poco complejo de asimilar, también observó con satisfacción la tenue sonrisa de aquel hombre, sintiéndose satisfecho por haber logrado su propósito inicial. El momento era perfecto, todo se hallaba en completa calma, y mientras compartían sonrisas e intercambiaban trucos y opiniones. Fue en ese momento que Peter se dijo que nada podía dañar este momento tan perfecto.

—hola a todos, estoy en casa— dijo el castaño mayor, mientras ingresaba, encontrándose con la particular escena.

—hola, papá— saludo Peter con resignación, rezándole a todas las deidades existentes por que su padre no arruinará el momento.

—hola, Tony— saludo Steve, borrando su sonrisa y pronunciando con tristeza, para regresar su atención al cuaderno.

—que hacen ¿ejercicios de cálculo? Y tú Steve, estas aprendiendo a hacerlo o le estas ayudando, porque creeme, estoy absolutamente seguro que las reliquias de la prehistoria no tienen nada que ver con el cálculo matemático— expresó con ironía y burla, causado más tristeza en el mayor, y decepción, tristeza y molestia en el menor, quien reprobaba la actitud de su padre hacia el contrario.

—ya es suficiente de burlas, Tony. Si, le estoy ayudando, y no soy tan viejo como insinúas, entiendo a la perfección estos ejercicios porque trabajo con ellos, por si no sueles notarlo. Soy más de lo que pretendes ver— le dijo firme y molesto, tratando de mantener la tristeza a raya, y de defenderse en esta ocasión de las criticas y las injurias de contrario.

—y según tu que eres, porque yo no veo más que a un viejo de los cuarenta, mandón y regañón, el cual piensa que todos estamos bajo sus órdenes y que creé tener siempre el control de la situación, un tipo que se cree grandioso y especial, siendo que lo que lo hace increíble y grande vino de una botella, la cual ayudó a crear mi padre— respondió contundente y sin una misera pizca de compasión, causando dolor en el rubio.

—puede que tengas razón, soy un idiota, en resumidas cuentas. Perdón por no ser lo que quieres que sea, Tony y lamentó creer que me conocías realmente— dijo con la voz serena y un tanto quebrada, mientras, con el mayor de los cuidados apartaba su silla y depositaba el lápiz sobre el cuaderno, sin dedicarle en algún momento una mirada al contrario. Depósito una suave y cariñosa caricia en el cabello del castaño más chico y sin decir ni una sola palabra, emprendió camino, buscando salir de allí.

—¿y que? ¿eso es lo mejor que tienes, Rogers? Acaso no presumes siempre de ser un soldado, porque en este momento no lo estas demostrando, simplemente estas huyendo como un vil cobarde ¿no crees que es demasiado esfuerzo para tan poco?— insistió con agudeza y acidez, para lastimar y picar al contrario.

Peter, que observaba impotente y frustrado la discusión que se llevaba a cabo entre las personas que consideraba como la parte fundamental de su nueva familia, rogó a cualquier deidad por que Steve esta vez se fuera, porque no contestará esta vez y buscará como refugiarse, lo veía venir, sabía que su padre terminaría de firmar la sentencia de Steve y terminaría hundiéndolo en la oscuridad, contra la que luchó y de la que por semanas estuvo tratando de sacarlo. Él podía decir que conocía a la perfección el comportamiento de Tony y sabía que si Steve le respondía, le devolvería un comentario agudo, filoso y con la suficiente fuerza para acabarlo.

—no puedes hablar de presumir cuando tu lo haces todo el tiempo, y si, puede que yo sea todo aquello de lo que sueles acusarme. Pero, que hay de ti, que te crees con el derecho de mandar y opinar a diestra y siniestra sobre los demás, ignorando tus propios defectos, tampoco eres perfecto Tony— le respondió molesto, Triste y dolido, mientras le miraba fijamente.

—sabes que, Rogers, puede que lo que digas sea verdad, pero sabes que si es un hecho completamente cierto, que tú te quieres meter en mi familia, estas tan sólo ¡mirate! Eres un viejo con el cuerpo de un treintañero. Saliste del hielo y te quedaste completamente solo, yo si tengo algo aquí que me pertenece y si vivo en el tiempo que me corresponde, en cambio, que tienes tu— le devolvió sarcástico, hiriente y un poco resentido por el comentario anterior. A pesar de no tener mucho que ver con su discusión anterior, este comentario le había dolido como limón y sal cayendo directamente en una herida que no ha cicatrizado, porque, tristemente le había hecho no solo descubrir el motivo por el que Tony le trataba tan cruelmente, sino, también darse cuenta que todos sus esfuerzos por pertenecer al mundo del castaño habían sido en vano, de que no tenia ninguna oportunidad y de que estaba solo en este nuevo tiempo.

—tienes razón, Tony— le respondió con la voz quebrada levantando la cabeza, que no sabía en que momento había bajado, y regalándole una sonrisa triste, mientras una lágrima traicionera se le escapaba de uno de los ojos, antes de darse media vuelta y desaparecer por los pasillos hasta su habitación.

El castaño se quedó un tanto preocupado por lo que había sucedido y el menor mucho más. Steve, sin importar la situación, había mantenido a raya sus lágrimas y jamás permitía que nadie le viese llorar. Esa pequeña lágrima que notó, solo le confirmó que el daño que le hacia su padre al contrario empezaba a convertirse en algo solido y sumamente peligroso. Descubrir la razón, por la que su padre cometía tales ultrajes, le hizo sentir demasiado molesto y para terminar con esta situación de una vez por todas, decidió confrontarlo.

—así que era por eso, es en serio, papá, solo por tus absurdos celos le estabas tratando de esa manera. No puedo creerlo, no puedo creer que seas tan ciego y que seas incapaz de ver lo que ocurre a tú alrededor. Steve jamás ha intentado quitarte mi cariño, por el contrario, en más de una ocasión, Steve ha cubierto las cosas que tú no quieres que descubra, o algunas irresponsabilidades que has cometido, para que no cambie el concepto que tengo de ti, y siempre, siempre ha estado ahí para cuidarnos, cada uno tiene un lugar especial en mi corazón y en ningún momento han tenido que competir por mi amor— le dijo con tristeza y decepción, causando sorpresa, alivio y tormento en el mayor.

—Peter, yo en verdad me he esforzado en ser un gran padre, mi padre fue un asco como papá y no quiero cometer los mismos errores, y... A pesar de todo eso, lo estoy haciendo mal, en verdad lo siento— se disculpó sinceramente, mirando fijamente al menor.

—papá, entiendo todo lo que me dices y lo aceptó, nadie es perfecto y valoró mucho tu esfuerzo. Pero no es a mi a quien tienes que pedirle perdón, es a Steve, él en verdad lo esta pasando mal— le dijo el menor en un tono compresivo y afable, para seguir el camino que había tomado el rubio y determinar con exactitud el lugar en donde se encontraba.

Enamorándome De TiWhere stories live. Discover now