Capítulo 7

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Geno abrió la puerta de su departamento y entró buscando como prender las luces.

Eran las 12:30 pm y recién volvía a su casa, pues había ido a visitar a sus padres. Cuando llegó, un olor fuerte a pisco llegó a él, sintiendo algo de asco sin duda.

Gruñó.

Al prender la luz, Reaper estaba en el sofá, escondido entre sus rodillas con una botella media llena en su mano.

Estaba llorando y totalmente borracho.

— Reaper Death.

— ¡Genituh~!

— Deja esa puta botella en el suelo y dime que chucha haces bebiendo si sabes lo que pienso.

— Geno, Geno, Geno... ¿Por qué en vez de preguntarme weas vienes aquí y me das un abrazo? ¿Tan callao' soy que ni te dai' cuenta que lo necesito?

Geno miró a otro lado y se la pensó un momento.

Desde que tenían 14 años, le regañaba por beber. Siempre se enfadaba, pero intentaba no regañarle tanto.

En el fondo, solo debía ayudarlo.

Geno tomó la botella y se puso en frente de él, tomando un trago con asco y dejando la botella en el suelo.

— Te dije, tú bebes, yo bebo. Aghhh, mI GARGANTA.

Reaper se movió mareado y se aferró a la chaqueta del menor, escondiéndose en su pecho y empezando a llorar.

Geno suspiró pesadamente y acarició su cabeza intentando consolarlo.

Reaper se levantó y se tambaleó un momento, hasta caer contra el suelo y quedarse ahí, hecho bolita.

— ¿Por qué siempre tienes que esperar a que te vea así para que me contí' las weas, poste...?

— Fácil po', los borrachos dicen la verdad y yo enfermo' culiao ni puedo mentir, porque soy tan sacowea que suelto todo.

— Lo peor es que eri consciente.

— Quizá eso quiero que pase.

— Me gustaría que fueras más sincero conmigo, Reaper.

— Me da miedo.

— ¿Y no que te saque la conchetumare por estar bebiendo?... Ah. Solo, levántate.

Reaper se apoyó en su hombro y empezó a caminar, cayendo en la cama y tomando una almohada abrazándose a esa.

Balbuceaba cosas sin sentido, cosas que Geno intentaba entender.

Cuando Reaper se durmió, Geno arregló su desordenado pelo blanco y se levantó, apagando las luces del living, tomando la botella de pisco y sentándose en el borde del balcón.

Amaba ver Santiago de noche.

Amaba ver las luces.

— Reaper, siempre la tení que cagar.

Dijo Geno, para luego tomarse lo que quedaba en la botella al seco y seguir admirando las vistas, hasta dormirse ahí, apoyado en la pared sintiendo la brisa en su cara.

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