Capítulo 33 | Corazones tranquilos

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—No fue un fallo, Irina—Noah sonrió divertido. Me alegraba verle sonreír una vez más con todo lo ocurrido—, nosotros planeamos eso. No quería que Kara descubriera mi inmunidad.

—Perfecto—se levantó dando palmadas y rodando los ojos con ironía—, varios adolescentes engañando a una organización profesional y privilegiada de científicos especializados, que forma parte del mismísimo gobierno, es increíble.

Noah y yo nos miramos sonrientes y con una expresión divertida plantada en nuestros rostros.

De repente alguien tocó la puerta y entró.

—Hola—saludó con timidez Malcom. Me resultaba adorable verle así. Miró a Noah con fijeza—, ¿Estás mejor?

—Sigo vivo, supongo que es un avance—se encogió de hombros.

Irina le observó con los brazos cruzados.

—¿Qué sientes ahora, Noah?—cuestionó ella.

—¿Ahora?—ladeó su cabeza como si estuviera pensando—, un repetido picor en mis ojos, mis latidos desenfrenados, una fuerte adrenalina recorriendo todo mi cuerpo y un ligero dolor en mi cabeza. De momento.

—Wow—soltó Malcom asombrado—, amigo, estás en la mierda.

—Lo sé, gracias.

—En fin...¿Malcom?—le llamé la atención.

Quería saber el motivo por el que había entrado cuando Irina había dicho claramente que nadie interrumpiera su trabajo. A mí me había dejado, porque más que nada, Noah se lo pidió y porque era más terca que todos.

Éste centró su atención en mí y se pasó una mano por su cabello dorado despeinándolo al acto.

—Eh...Ya que no has salido, y tal... April está fuera y bueno, dice que quiere hablar contigo.

Suspiré relamiendo mis labios a la vez que asentía.

—Mejor, así nos quedamos solos. Le podré analizar mejor a Noah, y de paso le cuento todo—sonrió Irina—. Tendré que ir hacia el coche para coger mi bolso que contiene todo lo que necesito.

—Yo iré a por él—se ofreció el rubio.

Malcom les dedicó una última sonrisa y salió de la habitación dejando la puerta entreabierta para mí. Miré a Noah una vez más, y éste me guiñó un ojo.

“Estoy bien, Mrs. Telequinesis. Disfruta de lo que sea que esté pasando. Gracias por todo.”

Sonreí y me di la vuelta para salir del lugar cerrando la puerta detrás de mí. Echaba de menos escuchar su voz en mi cabeza.

En cuanto salí de la cabaña, enfrentándome a un enorme bosque rodeándonos, busqué a April con la mirada. En el instante en el que divisé una cabellera pelirroja, caminé hacia ella. Se encontraba sentada en un enorme tronco de un árbol que yacía en una posición horizontal en el suelo. Mientras tanto, contemplé mi alrededor disfrutando de las vistas. Árboles altos, con capas de hojas verdes y de distintos tonos cubriendo las delgadas y gordas ramas que tenía cada una. Había un silencio relajante, sólo se oía el sonido de los pájaros y de los insectos. Daba gusto analizar aquel bosque, tan verde y tan agradable de ver.

—Hola—la saludé. Sus ojos color esmeralda se encontraron con los míos. Sonrió con debilidad y palmeó una zona a su lado para que me sentase. La hice caso y me acerqué a ella—. ¿Todo bien?

April cogió una bocanada de aire, como si intentara contenerse de algo.

—Sólo necesito hablar. Con mi gran mejor amiga—añadió.

INEFABLE © 2018 (sin editar)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora