Capítulo 12 "Destrullo mi muñeco de nieve"

Comenzar desde el principio
                                    

-Esta mañana fui a buscarte a tu cuarto- con que era él... y yo pensando en otras cosas -pero no te encontré

-Es que decidí salir...- dije algo nerviosa mientras rascaba mi cabeza

-No sabes mentir- mustio

-¿Eh?

- No nada...- dijo algo rojo- Solo quería informarte que esta prohibido salir del internado porque en el bosque se encontraron dos cuerpos

-¡¿Que?! Y aun así estas aquí afuera, caminando conmigo, en vez de llevarme al internado

-Si... creo que si- dijo apenado

Suspire y lo miré

-¿Que?

- Nada, nada solo se me hace ilógico que vallas a informarme que no saliera y estés afuera conmigo.

-¿Me estas reclamando?- me dijo finjiendo indignado

-Solo un poco- reímos- Y a todo esto ¿Cómo me encontraste?

-Cuando entre a tu cuarto, ya que no me abrías, noté que dejaste la ventana abierta, baje por el árbol y seguí tus huellas hasta aquí

-Mmm...

-Haces muecas- dijo divertido

-¿Eh?

-Que estas haciendo muecas

-... Claro que no

- De nuevo lo haces

-¿Qué? no

-Sí, para cada momento tienes una diferente

-No me había fijado...

-Creo... creo que

-¿Crees qué?

-Que reprimes un poco tu personalidad

-Mi personalidad

-Si

-¿Por qué lo crees?

-Porque si fueras la chica tan antisocial, callada y tímida como creen todos, no te hubieras ha cercado a mi esa tarde en la cafetería, no hubieras sido tan espontánea, efusiva, un poco gritona, atolondrada, torpe  y despreocupada como eres siempre, conmigo

-Contigo...

El sólo me dedicó una sonrisa sincera, una de las pocas que había tenido, las reducidas veces que nos hemos visto

-Deberías ser siempre quien eres, sin importar si te aceptan o no, eres única, no debes finjir ser alguien que no eres- Woow y ¿a este de donde le salio tanta sabiduría? pensé - Eres mucho más de lo que tu misma piensas, las princesas como tú no deben tener miedo al rechazo

¿Princesa? al oír esa palabra me sonrojé, no sabía exactamente que hacer en este momento

-¿Princesa?- dije con una sonrisa en los labios

El notó lo que dijo y de inmediato se sonrojo

-Lo... lo siento

-No importa

El bajo la vista, todo rojo, se veía algo nervioso, yo en cambio la subí a ver el cielo azul, el hermoso cielo azul, se parece tanto a sus ojos, también roja de seguro, el metió sus manos en sus bolsillos, sus brazos a pesar de estar en verano jamás se quitaba el suéter...

-¿Cuál es tu mayor miedo?

-Miedo-  respondió él, con un tono hostil y frío lo contrario que hace un rato- no sé que es eso

-¿Enserio?

-Supongo... y ¿el tuyo?

-Yo tengo miedo a la soledad, por tanto miedo al rechazo, lo cual me traería soledad...

-Ja- dijo en tono burlón- digno de una persona débil

-¿Qué?

-Lo que oíste

-Yo no te digo nada, pero tu si eres un antisocial amargado- dije gritando y un poco enojada

-Vete... - empuño sus manos, las cuales apretaba fuertemente, apretaba mucho su mandíbula, su vista baja me indicaba que no me quería ver a los ojos - ¡Vete!

-Lo siento, no era mi intención - dije tomándolo del brazo

-¿No entiendes? Vete- dijo tratando de liberar su brazo, con éxito pero me estampe en el suelo - No quiero dañarte... vete

Me levante y me fui corriendo a donde según yo estaba el internado, corrí, pero a unos pocos metros me detuve a mirar atrás, el estaba sostenido de un árbol, rendido, con la cabeza baja, seguí corriendo, corrí hasta que me canse y disminuí el ritmo

Era una persona totalmente distinta, con la que hablaba hace un rato, la frase "No quiero dañarte" me retumbaba en la cabeza, me la había vuelto a decir, llevaba horas caminando sin sentido, creo que hasta me estoy alejando más de Ocaso, pensaba en eso cuando tropecé con una piedra caí de rodillas y mi cara se estampó con un árbol, un poco de nieve callo en mi cabeza.

-Ves, te dije eres torpe- dijo a mis espaldas una voz burlona, espontánea y efusiva - cabeza hueca

Me quejé, quejarme para mi era fingir llanto con quejidos, mientras hacia una mueca rara de tristeza

-No te entiendo, primero soy princesa y luego cabeza hueca - dije aún sin dejar de quejarme - No te entiendo- dije restregando mis manos por toda mi cara

-Eso es porque eres una princesa cabeza hueca

Hice una mueca de decepción

- No sé si alagarme o sentirme ofendida - dije volteando a verlo

-Mmm... las dos

Volví a quejarme mientras me daba pequeños golpes con mi cabeza en el árbol

-¿Por qué estas aquí? No que me fuera

-Cambie de opinión

-Ahhh - grite- No te conprendo, los hombre son mucho más difíciles que las mujeres

-Eso será porque no eres muy femenina

Hice una mueca de perrito regañado

-¿Ahí te vas a quedar todo el día?- dijo caminando hacia mi, se agacho- Te ayudo a levantarte - Me ayudo a levantarme y seguimos caminando en dirección contraria

-Perdón por como te hablé hace un rato

-No im... ¡espera! - grite- me dijiste torpe y cabeza hueca

El sólo río un poco -También eres un poco de acción retardada- dijo con los ojos cerrados

Le saqué la lengua y los dos reímos, estar con él me hacia sentir especial, era una gran persona, podríamos ser grandes amigos, el paisaje casi nunca cambiaba, todo seguía cubierto por la nieve.

Cuando por fin llegamos a Ocaso, escalamos el árbol y entramos a mi habitación

-Bueno me voy princesa cabeza hueca

-Aaahhh- grite- No me digas así, me llamo Karina

-Eso ya lo sé, pero prefiero decirte princesa cabeza hueca

-Vuelve cuando quieras, la ventana siempre estará abierta

El se sorprendió - ¡Claro!

insaniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora