III: Pequeños accidentes

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6 años

Un día de otoño Jeremías se dio cuenta de que Kai además de destructor también era alguien potencialmente propenso a sufrir accidentes por lo que asumió que en esa amistad él debería ser la persona razonable y prudente que evitara que terminaran en un hospital. Así que ese día en la enfermería mientras esperaba que la amable enfermera curara las heridas que el castaño se hizo al caer de las escaleras, Jeremías pensaba seriamente en comprar algo para mantener a su amigo atado a no más de tres metros de él y poder vigilarlo.

-debemos agradecer que no fue una caída muy fuerte-decía la mujer de anteojos redondos mientras colocaba una última bandita en el brazo izquierdo del ojiazul-con eso debe bastar, solo ten más cuidado a la próxima

La dulce mujer les dio una paleta a cada uno y salió dejándolos solos.

-vamos a poner algunas reglas-habló un ceñudo rizado-

-¿sobre qué?-indagó curioso el castaño-

-tienes prohibido correr por las escaleras, ir a cualquier parte sin mí, manipular cosas puntiagudas sin mi permiso, jugar en lugares abiertos donde puedas lastimarte y por sobre todo jamás de los jamás puedes ir a ningún lado sin mí

-eso ya lo habías dicho-habló un sonriente Kai-y tampoco me iré a ningún lado sin ti, eres mi mejor amigo, Jeremías

-solo no olvides las reglas-el rizado desvió la mirada avergonzado-

Sí, alguien debía ser el responsable.

🍭🍭🍭

Esa noche cuando decidió que sería buena idea hacer una pijamada en su casa creyó inocentemente que todo saldría bien, que Kai llegaría a su hogar y estarían viendo películas hasta tarde o contando historias de terror bajo dos cobijas con una linterna encendida en el centro, sí, todo muy típicamente americano. Sin embargo, su mejor amigo era Kai Olsen así que no debía ser novedad que al subir por las escaleras a su habitación resbalara y que cuando estuviesen tomando chocolate caliente rompiera el vaso, sí, no debía ser novedad.

-enserio lo siento-se disculpó nuevamente el castaño-

-no importa-Jeremías se encogió de hombros-mejor ya vamos a ver esa película

-quiero hacerte una pregunta antes-le dijo Kai, mirándole con seriedad-

-¿qué es?-el rizado se subió en la silla junto a él, balanceando sus cortas piernas-

-¿por esto es que nadie más se lleva conmigo en la escuela?-cuestionó el ojiazul con la voz apaga, señalando los vidrios depositados en el basurero por la mamá de Jeremías-

-claro que no-el de ojos marrones negó con la cabeza-ellos no saben lo gran amigo que eres

Kai hizo una mueca con sus labios.

-¡hablo enserio!-se quejó el rizado propinándole un golpe en la cabeza-eres mi mejor amigo y si ellos no saben ver que eres divertido... eish ¡son tontos!

-gracias, Jeremías-Kai sonrió ampliamente-

El rizado suspiró y soltó una pequeña risita, sí, quizás su mejor amigo no era el más convencional de todos pero, seguía siendo su amigo, el mejor que ha tenido.

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